Cuando alguien sale a pasear por el antiguo cauce del Turia, a la altura del Bosque Mediterráneo puede observar –en la margen derecha– una densa arboleda con cientos de especies vegetales, en efecto, el Jardí Botànic de la Universitat de València. Un oasis, literalmente, en el corazón de la ciudad. En este contexto verde, una serie de conciertos Sons al Botànic comenzará el viernes 24 de abril para invadir, con la suave intensidad de los acústicos, toda la flora circundante y el Distrito 008.
Artistas, plantas, instrumentos, árboles, melodías, polinización entre acordes y emociones. La armonía estática de las ramas al ser mecidas por la brisa, haciéndolas bailar, al son (sucesivo) de Julio de la Rosa, romero excelso, y Helena Goch, pura lavanda; en mayo, en casa, Modelo de Respuesta Polar, una nube de tomillo; apuntillando la primavera, Ángel Stanich, una sabina con retamas a sus pies; Maika Makovski en el estío, el frescor de la albahaca; y por último, ya cerca del otoño, The New Raemon, una mata de ajedrea.
La tradición impulsada por el botánico Cavanilles en pro de la sostenibilidad y de la convivencia respetuosa con nuestras hermanas las plantas vivirá, en el seno del Botànic, una nueva versión de ars musicae et herbolarium promovida por Andsons y Saltarinas. Una delicia expansiva para la vista, el oído y el olfato. Las sombras arbóreas, los sonidos que se derraman desde el escenario, los influjos y aromas que van de Al-Andalus a la costa del Azahar, pasando por Al- Mayurqa, Sun Thunder y la ciudad Condal hasta llegar a impregnarse en la savia de cada vegetal enraizado en este precioso Botànic.
