He pasado muchísimas veces por la frontera de Ceuta; y cuando paso largas temporadas en Tetuán, voy casi cada día para ir a buscar a mi tía que trabaja en la ciudad autonómica. Cuando era pequeño lloraba porque pasar por ahí era pasar por el infierno. Ahí se ven cosas horribles. Actuaciones policiales horribles; también muy humanas, pero lo que prevalece es la pura crueldad y lo malo es que es tan sistemática que está normalizada. Ambas policías, tanto la de Marruecos como la de España, son unos auténticos sádicos. ¿A quien os pensáis que destinan a la frontera? Parecen más pastores pasando ovejas de un lado a otro a golpe de palos y látigos de cinturón. Nunca se me olvidará la cara de un jovencito policía nacional sonriendo con el cinturón en la mano después de azotar a una abuela que acabó tan cansada, llena de fardos, encorvada mirando al suelo, como un animal de carga, para llevar algo de comer a sus nietos (porque ahí si una abuela se desloma es para sus nietos, no para ella), que apoyó la carilla en una verja y se desmayó entre el hastío, la agonía, la asfixia de la gente y el sol. Ahí la gente es tratada como animales. El trabajo de la policía es tratar a la gente como animales. Si la mayoría de la población supiese realmente lo que pasa en sus fronteras, renegaría de ellas.

Los marroquíes no saltan la valla porque no les hace falta. Pueden pasar a Ceuta y Melilla a pie fácil y legalmente, pero no pueden pasar a Algeciras. Esa es la herencia simpática por haberlos colonizado, pero el trasfondo es otro, lo mencionaré en otra ocasión. Los subsaharianos son los que ni siquiera pueden pasar a Ceuta o Melilla y por eso saltan la valla o pasan a nado. Qué decir de la idea del mundo de los que nos gobiernan: se llenan la boca diciendo que Catalunya quiere poner fronteras en un mundo que se abre y luego pasa lo que pasa en Ceuta y Melilla

Lo que hizo (y hace) la Guardia Civil hace unos meses es completamente ilegal e inmoral, desde el principio hasta el final. Desde disparar pelotas de goma a personas que apenas saben nadar hasta ponerse ellos como frontera. Qué decir de no hacer nada para intentar salvar las vidas de esas personas y verlas ahogándose con total pasividad a pocos metros. Todo ilegal e inmoral, como todo lo que pasa en la frontera, pero es algo que está normalizado. Otra cosa es que salga a la luz.

Ya pueden reforzar el número de agentes. Ya pueden duplicar los mecanismos de vigilancia, poner cuchillas y alambres espinosos, que las personas continuarán intentando pasar y muchos de ellos morirán en el intento. Mientras el primer mundo no redistribuya la riqueza y continúe ahogando, sometiendo y haciendo lo posible para que los países más pobres no avancen, estos repartirán su pobreza en forma de emigrantes. El discurso neoliberal es aberrante: «Quédate en tu país (púdrete ahí), que el progreso capitalista llegará a todas partes. No seas impaciente, hombre», mientras hacen lo posible para que no llegue nunca, o se demora en exceso, ese avance. La única solución factible sería cambiar de sistema económico, político y social. Un sistema más justo, equitativo y humano. Se podría cambiar, pero no se quiere.

Mientras no cambiemos seguirán muriendo personas en la frontera para llegar a España a cumplir su sueño cargado con falsas esperanzas, pero muchos no para robarnos el hidromiel que creemos poseer, sino como paso previo para pasar los Pirineos, como hacemos nosotros pero sin fronteras, ni cinturones, ni vejaciones, ni insultos, ni muertes. Por ahora.

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