“Todos los hombres deben morir, todos los hombres deben servir”

ATENCIÓN: este artículo contiene spoilers, si no has visto la serie o leído los libros, no sigas leyendo. Y si aún no has visto la serie ni has disfrutado de los, por ahora, cinco libros de George R.R. Martin… ¡No sé a qué esperas!

Ya advirtieron los guionistas de Juego de Tronos: “Va a ser el mejor final de temporada jamás visto hasta ahora en la serie”. Y vaya si lo ha sido, no defraudaron. Emoción, muertes (no podía faltar a la cita funesta George R.R. Martin). En definitiva, un capítulo que nos dejó algunas escenas con el corazón en un puño y otras tantas con media lagrimilla asomando por el rabillo del ojo.

La trama ha dado un vuelco de 180º. A Jon Nieve lo dejamos saliendo del Muro en el capítulo 4×09 para encontrarse con Mance Rayder (El Rey Más-Allá-Del-Muro). El objetivo de descabezar a los salvajes pronto iba a dejar descabezados también a la Guardia de la Noche. Una conversación muy profunda entre el líder del Pueblo Libre y el aspirante a capitán de la Guardia de la Noche sobre los amigos caídos y la necesidad de los “salvajes” (aunque a veces cuesta distinguir si los salvajes son los que viven al norte del Muro o al sur del mismo) de cruzar hacia el sur para ponerse a salvo del “Invierno que se acerca y amenaza con acabar con todo ser de sangre caliente”. Jon se debate interiormente entre ser una ONG para estos bárbaros o acabar con el ataque al muro de un cuchillazo a Mance. En el último momento, cuando la tensión se respira en el ambiente: sonido de corneta y primer momentazo del capítulo. Hola, me llamo Stanis, soy más frío que los cimientos del Muro, pero acabo de salvaros el culo a todos, así que ya podéis empezar a lamérmelo, porque solo con Davos no tengo suficiente. El momento en que Mance no se quiere poner de rodillas quedará grabado a fuego en nuestros rebeldes corazones. ¡Mance Rayder es Pablo Iglesias! Fin de la trama del Norte, nos vamos a ver a la Khalessi.

Con más títulos que la Duquesa de Alba, nuestra Dany tiene unos debates internos que ni Nietzsche. Ex esclavos que quieren volver a ser esclavos. Lo viejo y lo nuevo. Gente que ha vivido toda la vida de una forma y no está preparada para asumir la verdadera libertad de no tener grilletes. ¿Pero qué es la libertad? Como siempre, nuestra rubia platino favorita lo resuelve brillantemente: “La libertad es el derecho a decidir”. Bravo, Hija de la Tormenta, pero no te ibas a salvar tan rápidamente después de lo que le hiciste al Pagafantas en el capítulo anterior. Imagina que tienes hijos a los que no crías porque estás muy ocupada adoptando a más día y noche. Los niños van creciendo y, cuando quieres volver a hacerles caso, están ya más rebeldes que el Che Guevara. Imagina ahora que tus hijos pesaran una tonelada, tuvieran garras y dientes afilados y, además, escupieran fuego. Mal rollo, los dragones se te han ido de las manos. Es curioso como Daenerys cada vez trata más a los dragones por lo que son: mascotas. Cada vez son menos hijos y ella menos madre.

Juego de Tronos

Cruzamos el Muro y aquí viene una de las escenas más fascinantes de la serie. Bran consigue llegar al objetivo, pero se dejan a uno por el camino. Esto que acaba de pasar tiene lugar en el 5º libro (recordemos que esta temporada se basa en la II parte de la tercera entrega de las novelas). ¿Por qué? Se preguntarán los puretas aficionados a la lectura, yo lo vi claro: si no continúan la saga de Bran y esperan hasta adaptar el 5º libro, a Hodor tendrían que ponerle la columna vertebral de titanio para aguantar al joven Stark. Por cierto, el cuervo de tres ojos es clavado a Saruman.

Ahora llega lo bueno, llega lo que todos esperábamos y sabíamos, en el fondo de nuestros esperanzados corazones, que pasaría: Tyrion libre. Jaime, que cada vez nos mola más (y no hablo físicamente) no iba a dejar que su hermano pequeño fuese descabezado por el peor padre de la Historia. Pero Tyrion no podía defraudar yéndose sin más. Venganza suprema, aplausos delante de la pantalla, aunque faltó una frase de los libros que hubiera sido el colofón a una de las muertes más épicas (por la falta de esta) que se han visto hasta ahora en la serie: “Pues era mentira eso de que los Lannister cagan oro”. Ha llegado el Tyrion 2.0. Un mediohombre sin escrúpulos, una máquina de repartir venganza. Harto de que no le quieran en ni en su casa ni fuera de ella, este rara avis se dispone ahora a cruzar el charco y, no haré adelantos sobre la trama, pero todo apunta a que tendrá un papel trascendental al otro lado del Mar Angosto. Por algo, como dijo George R.R.Martin, “es mi personaje favorito”. Aunque ya sabemos lo que hace el escritor con los personajes a los que más se les coge cariño. Rezad a los Siete Dioses para que nada le ocurra a este enano, mezcla entre el dios Baco y Montesquieu.

Pero, si al episodio le había faltado un buen duelo de espadas para despedirse, ahí estaban Brienne y El Perro para remediarlo. Uno de los cruces de espadas más impresionantes que se pueden ver en los Siete Reinos a cinco minutos del final y que acaba con Arya poniendo cara de psicokiller al dejar a Sandor agonizando ¡Y encima le roba el oro! Si Ned levantara la no cabeza… Música emocionante, Arya navegando hacia Braavos y Valar Morghulis.

enano

¿Qué pasará con Tyrion? ¿Daenerys podrá controlar a los esclavos y a sus dragones? ¿Y ahora en el Muro, qué? ¿Qué es eso de que Bran podrá volar? ¿Y Arya, se reencontrará con alguien al otro lado del mar? ¿Aguantará vivo La Montaña? ¿Y El Perro? ¿Comprenderá Jaime, al igual que hacemos todos, que su hermana es insoportable? ¿Y ahora, sin Tywin Lannister, quién gobernará Desembarco? ¿Cómo acabará la relación entre Meñique y Sansa? Podríamos escribir tres páginas sobre preguntas sobre tramas que quedan abiertas para la siguiente temporada. Quedan muchas emociones aún por llegar, lo dice uno que ha leído los libros, y no me considero un fanático de los que se rasgan las vestiduras cada vez que se cambia algo en la serie. Esta temporada ha servido para, en cierta medida, aclarar muchas cosas que en los libros sólo podíamos llegar a intuir.

Nos vemos el año que viene o, si no podéis aguantar, ya podéis leer la 4ª y 5ª novela. ¡Valar Dohaeris!

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