Me imagino cómo deben sentirse Esperanza Aguirre, los cabecillas del PP y sus socios, amigos y familiares empresarios españoles, empezando por el presidente del Real Madrid y aznarista declarado, Florentino Pérez. Deben pensar algo muy parecido a lo que pensaron en voz alta los militares y los empresarios chilenos y estadounidenses cuando venció Salvador Allende en el Chile de 1970: ¿Vamos a permitir esto? ¿Vamos a consentir que nuestra ciudad, nuestro país, el país en el que hemos invertido tanto, caiga en manos del marxismo?
“No”, se responderán con idénticas palabras. No permitiremos que nuestra patria se vaya por el desagüe, haremos chillar a la economía si es necesario, boicotearemos el sistema con el apoyo de los bancos y los inversores, mancharemos su imagen con ayuda de la prensa, todo lo que sea necesario, antes de que la fama de esos marxistas sea un éxito en el mundo.
Las frases anteriores no son ficción: fueron pronunciadas por el presidente estadounidense Nixon, por el secretario de estado Kissinger y por los agentes de la CIA que estrangularon la economía chilena y llevaron a cabo el golpe de estado asesino contra Salvador Allende. Hoy sería imposible pensar en un golpe y en una dictadura exterminadora (como la de Franco, tan defendida y nostálgicamente adulada en la intimidad del PP), pero el resto de medidas -trampeo económico, cancelación de préstamos, manipulación masiva en favor de la oposición- siguen estando a la orden del día. No hay que olvidar que Aguirre es una ferviente admiradora de Nixon, Thatcher y otros neoliberales de la escuela de Friedman.
Pensemos detenidamente lo que acaba de ocurrir. Un nuevo partido de izquierdas (Podemos), surgido de los movimientos sociales más radicales y reivindicativos, del 15M y de las plataformas contra los desahucios, ha conseguido arrebatar millones de votos en las municipales y autonómicas a los dos grandes partidos que se han repartido el poder desde la muerte de Franco. Es como si un equipo de fútbol nuevo, pobre y desconocido venciera al Real Madrid. Y si los de arriba no lo impiden por las malas, en noviembre formarán gobierno y cambiarán para siempre la faz política de este país.
El PP, con un presupuesto de más de veinte millones de euros y el apoyo de toda la cúpula empresarial, tiene todos los instrumentos para vencer y controlar el país a su antojo. Podemos (que nace de la calle y no llega ni a un millón y medio de euros de presupuesto), a pesar de la increíble y masiva oleada de manipulación que ha sufrido por parte de los grandes medios, ha conseguido un resultado histórico.
Ada Colau, la gran figura de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca contra los desahucios, ahora es alcaldesa de Barcelona. Y si ningún tránsfuga o político comprado lo impide (no olvidemos la escandalosa experiencia de las elecciones de 2003, tras las que Aguirre comenzó a gobernar), por fin mi querido Madrid tendrá una alcaldesa digna y progresista, Manuela Carmena.
Por fin la capital se librará de ese ser maquiavélico recién sacado del horno de ‘Juego de Tronos’, Esperanza Aguirre, esa especie de Joffrey Lannister convertido en mujer sesentona, que se ríe abiertamente de los pobres y escupe su desprecio con la labia y la simpatía de quién se cree tocado por el cielo. Y es que esa mujer tan querida por los madrileños es en realidad el político más odiado desde la ominosa era Aznar. Un personaje tan funesto, tanto, que ni siquiera con el apoyo de toda la casta de franquistas madrileños, religiosos meapilas, banqueros neoliberales y cadenas de televisión manipuladoras –es decir, con toda la casta de la España negra reconcentrada en la capital- ha conseguido los votos suficientes para seguir en el poder. Ya le vale.
Algunos aún dirán que ella fue la más votada. Se anclarán en ese dato. Pero no nos engañemos: en una lucha tan increíblemente desigual, su pírrica victoria equivale a que el Real Madrid ganara por 1-0 en penaltis a un equipo de niños de ocho años. Es decir: una vergüenza. Y en el fondo de su alma, lo saben. Ellos lo saben mejor que nadie.
Para terminar copio aquí las 5 primeras medidas de urgencia que llevará a cabo la nueva alcaldesa Manuela Carmena (si la dejan los amos de España). Me encantaría que algún lector de derechas las leyera y reflexionara y se preguntara a sí mismo si eran o no necesarias, desde hace muchísimo tiempo:
1. “Paralización de desahucios y desalojos”.
2. “Paralización de la privatización de los servicios públicos, la externalización de servicios municipales a grandes empresas y la venta de patrimonio público”.
3. “Garantizar los suministros básicos (luz y agua) a todos los hogares que no puedan pagarlos”.
4. “Garantizar el acceso a la sanidad a todas las personas con independencia de su situación administrativa”.
5. “Plan urgente para la inserción laboral de jóvenes y parados de larga duración”.
A partir de hoy toda la gente de poder empezará a temblar, y no dejará de manipular, conspirar y mentir en medios y redes. Aparecerán más y más mentiras, dirán que Podemos es ETA, que son chavistas, que son corruptos, que nos roban, que defraudan a Hacienda…
Dirán y harán de todo, pero no podrán detener el cambio. Porque el cambio ya está en marcha. Como dijo un tal Pablo Iglesias: TIC-TAC, TIC-TAC, TIC-TAC.
Fotografía: Carlos Onetti