Tuvo el éxito de una estrella del pop. Aunque en su voz vibraba el quejío de las cantantes de jazz. Tenía un don. Lo dice Tony Bennet, el crooner de Queens, en Amy. La chica detrás del nombre, un documental que recorre la vida y la obra de esta mujer blanca con voz de negraza. Mostró un talento natural y salvaje desde muy joven. Sólo hay que escucharla cantar en su adolescencia el cumpleaños feliz en una grabación casera frente a una handycam. Cuando Amy Winehouse entonaba una melodía, lo que había a su alrededor dejaba de importar. La bulimia, el alcohol y las drogas no fueron sus únicos enemigos. También los hubo en su círculo más cercano. Desde su padre, más interesado en los beneficios que generaba su hija que en su salud. Hasta un marido, Blake Fielder, yonqui profesional y compañero de autodestrucción de la artista.
Esa voz de jazzera atrapada en un cuerpo de veintitantos, como una barbi decadente, cantaba sus propias canciones. Trasteaba en el mástil de la guitarra con todos los acordes posibles. El documental no cuenta cómo fue su periodo de formación, pero sí se ve lo bien que se maneja en sus primeros encuentros con gente de la industria. Ponía letra a sus sentimientos. La joven artista londinense escribía sobre sus miedos, sus inseguridades, sus relaciones y, en este caso, sus adicciones. El hit Rehab fue el principio del fin. “No, no, no”, decía a los programas de rehabilitación.
Gran parte de la película documental se sostiene sobre todo aquel material que grabaron sus conocidos. Son grabaciones caseras, muy lejos de las poses a las que nos tienen acostumbrados los selfies. La autenticidad y crudeza con la que Amy vivía la convertía en todo lo contrario. Aquella chica que cantaba con dulzura y talento el cumpleaños feliz, creció y dejó un buen par de discos de estudio, Frank y Back to Black. Todo se lo ganó a pulso, tanto lo bueno como lo malo. Aquellos medios que la encumbraron al éxito, también se mofaron del guiñapo en el que se convirtió. Eso también se puede ver en Amy. La chica detrás del nombre. Siempre me fascinó su apellido, casa de vino.
@cercodavid
Fotografía: Wiki Commons
