La polémica está servida con 50 sombras de Grey: ¿La película hace apología de la violencia contra la mujer? Cuando un libro se vuelve película y está a su vez, espectáculo-evento, el marketing se encarga del resto y finalmente el morbo de aumenta sus ventas.

En estos días, es difícil conseguir una entrada para el cine. La preventa y la publicidad han logrado un lleno total, pero cuando lo logras, sorprende ver grupos de mujeres con antifaces y carteles a la entrada del lugar exhibiendo  látigos y palomitas.

Más allá de las reseñas del film, es importante analizar el contenido de una película que en México fue vista por más de medio millón de personas en su estreno, rompiendo récord. En España, el film recaudó más de 7 millones de euros (sobre un total de 248 millones conseguidos en las taquillas de todo el mundo), suponiendo el mejor estreno en el país desde noviembre de 2012. La expectación creada por la promoción y propaganda de la multinacional Universal, encargada de vender la cinta, fue todo un éxito.

Basada en la novela erótica de la británica Erika Leonard James, la película es la primera entrega de una trilogía que describe la relación entre la recién graduada de la universidad, Anastasia Steele, y el joven millonario de negocios, Christian Grey. El segundo y tercer libro se titulan 50 sombras más oscuras y 50 sombras liberadas. La trilogía ha vendido más de 100 millones de libros traducidos a 50 idiomas. El argumento se basa en la sumisión, dominación y poder en las relaciones de pareja. Hollywood nos la vende como una romántica “historia de amor”, aunque Stephen King fue categórico al calificarla de “basura” al definirla como “porno para mamás”, con todo la misoginia que esa frase incluya.

Las historia de sexo venden, aunque en esta películas apenas hay 10 minutos de sexo en dos horas en el cuarto rojo, donde se exalta el BDSM entre Christian y Anastasia, término que agrupa prácticas y fantasías eróticas con elementos sexuales de Bondage/Disciplina, Dominación/Sumisión y Sadismo/Masoquismo. El morbo está servido. La autora de los libros argumento que en esta historia todo el sexo es consentido por ambos. Asegura que sus libros y la película son feministas porque “empoderan a la mujer” al negarse a continuar una relación basada en la dominación.

Pero no todo mundo está de acuerdo con E.L. James, particularmente las feministas, que han alzado la voz para alertar de que la película disfraza la violencia de género como erotismo romántico. La historia de una estudiante de 21 años virgen que vive su despertar sexual practicando la esclavitud y la dominación en una relación consensuada, esconde otros elementos centrados en la figura masculina de Christian que Hollwyood presenta glamoroso, con poder y dinero, pero en realidad para algunos críticos se trata de  un abusador, un depredador sexual, sádico y acosador.

La campaña #50dollarsnot50shades (#50SombrasEsAbuso) invita a la gente a donar lo que gastará en dos entradas al cine y las palomitas, para destinarlos mejor a refugios que atienden a mujeres víctimas de violencia doméstica. La propuesta está siendo bien recibida en Europa, Estados Unidos y Canadá. Por ejemplo, en Londres el grupo “Cincuenta Sombras es abuso doméstico” se manifestó durante el estreno de la película y pide a la gente boicotear la película. En Minnesota, la Liga de Protección de la Infancia de Minnesota emitió un comunicando afirmando que la película “glorifica el abuso sexual y emocional como si fuese amor” y lanzó la campaña “50 Sombras, la promesa” para ofrecer técnicas psicológicas y recursos para que los padres disuadan a sus hijos de ver la película. Mientras el Instituto de Política Familiar de Baleares, ha emprendido una campaña de recaudación #50EurosNo50Sombras para donar dinero a mujeres víctimas de violencia.

El debate sobre la violencia sexual y el abuso doméstico está servido. Pero la cinta ya obtuvo 89 millones de dólares en su primer fin de semana de estreno en Estados Unidos. Lo cual demuestra que existe una cultura de la normalización de la violencia contra la mujer.

Es verdad que en esta historia todo es consensuado, pero hay que decir que las mujeres víctimas de violencia muchas veces no se asumen como víctimas y aceptan como normal la relación de dominación y sumisión en el sexo.

Lo que en realidad exalta la película es una relación poder. Anastacia Steel tiene 21 años y es virgen, Christian Grey, 27 y cuenta con una amplia experiencia sexual basada en el control. La cinta utiliza todos los estereotipos: hombre blanco, heterosexual, rico, poderoso y adicto al sexo duro; chica ingenua, cándida e inocente, frente al amo y Señor con toda la parafernalia para el show: esposas, antifaces, vibradores, cuerdas, corbatas, pinzas estimuladoras, cadenas…

Una de las promotoras de la campaña que busca recaudar dinero para los refugios, la doctora Gaile Dines, fundadora y presidenta de la organización feminista Stop Porn Culture ha sido categórica al desmitificar la idea romántica de la cinta: “Esta es una protesta que busca además dar dinero a las mujeres en refugios, porque allí es donde Anastasia va a terminar. Ella no va a terminar en una bella casa de un lago con un chico que la adora. Si tiene suerte acabará en un refugio, y si no tiene suerte terminará en un cementerio”.

Finalmente la sexualidad humana es una caja de pandora en cada persona. Es en la cama, donde emergen traumas, debilidades, gustos, obsesiones, complejos, deficiencias y fortalezas de cada quien.

Y es aquí, donde la historia arranca simpatías hacia el dominador, un protagonista que tras la coraza de hombre duro, tiene una historia de maltrato infantil.

El éxito de la película es distinto en cada país. En México, donde dos mujeres de cada tres, han sufrido violencia de género alguna vez en su vida y la normalización de la agresión contra ellas, es un factor importante del triunfo de la cinta.

Lo que es verdad, es que a diferencia de la película Emmanuelle protagonizada por Sylvia Kristel en 1974 con una audiencia de 300 millones de espectadores en todo el mundo, las 50 Sombras de Grey llega en 2015,  en un momento en que las mujeres ya no están dispuestas a guardar silencio  ni a ceder su empoderamiento.

Por tanto, la pregunta es sencilla: 50 sombras de Grey: ¿sumisión o liberación?

Texto originalmente publicado en Sin Embargo

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