Hoy se cumplen 79 años del inicio de la Guerra Civil mediante un golpe de Estado, que aunque fechado oficialmente el 18 de julio, se adelantó un día en Melilla y el resto del protectorado español en Marruecos. El ABC, que ya existía en aquellos tiempos (y cuando Franco era aún cadete y no un general asesino y golpista, también existía), quedó como España: dividido en dos. La edición de Madrid, incautada por el Gobierno republicano, apoyaba a los leales al régimen democrático. La edición de Sevilla, en cambio, apoyaba a los golpistas que empezaban a extenderse por toda la Andalucía occidental para subir, vía Extremadura, hacia Madrid. El resto, es Historia.
Por eso, tiene bemoles que el ABC, que desde el final de la guerra poco de izquierdoso o progresista ha tenido, salga hoy con esta portada. Precisamente, hoy, 17 de julio de 2015.
Llevan una buena ristra de cubiertas vergonzosas en los últimos tiempos, pero la de hoy, por el enfoque y por el día elegido (¿alguien se cree que sea casualidad?) se lleva la palma. Que defiendan la monarquía, vale. En cambio, que criminalicen a los que no creemos en ella es algo que no se puede consentir. «Independentistas y extrema izquierda urden un plan para derrocar al Rey». Sí, estamos en 2015. Y, sí, a estas alturas de la política una bandera roja, amarilla y violeta sigue teniendo las mismas connotaciones que la enseña del aguilucho imperial que enarbolaron los aliados del fascismo italiano y del nazismo alemán. Puede estar tranquilo Bieito Rubido, el director del ABC. Los republicanos no vamos a dar un golpe de Estado, queremos votar en referéndum para acabar con la jefatura de los Borbones. Democráticamente. ¿Les suena el asunto o les dibujamos un croquis para que entiendan que eso no es ni extremista, ni antisistema, ni peligroso en los días en los que nos encontramos?
El doblepensar y la neolengua de Orwell vuelven a ser conceptos cotidianos en estos días de leyes que amordazan, votos griegos que de nada sirven ante los intereses del mercado y pactos postelectorales a los que se les acusa de secuestrar la democracia. La derecha neofranquista no ha inventado nada. Ya el mismo Generalísimo dio aquel golpe de Estado «en nombre de la República», fusilando a alcaldes y políticos democráticamente elegidos «por rebelión contra la legalidad republicana». Goebbels, ni estaba solo ni se quedó sin descendencia: «Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad».
En el fondo, los propietarios y las cabezas pensantes con ordeno y mando de este periódico no hacen más que retratarse como lo que son: herederos y/o cómplices de la dictadura que acabó con la democracia en España durante 40 años, ese período por el que se sigue pasando de puntillas en la Educación para que tengamos que descubrir por otras fuentes la vergüenza de vivir en el país que no tiene arrestos para mirarse al espejo y enterrar a sus muertos dignamente. Y, sí, hubo terror rojo, ¿pero cómo explicarlo si se empeñan en seguir negando el terror azul, mucho más sistematizado y promovido desde la cúpula golpista que el ajusticiamento de rebeldes en el bando republicano?
Ayer fueron dos picoletos quienes ocuparon la portada de ABC. Puede que mañana rindan homenaje a los carlistas reclamando su retorno para librar a las instituciones de Navarra del terrorismo vasco. Y, quizás, si están inspirados, recuperen dentro de unos días aquella foto de Hitler que una vez fue portada con un pie de foto fantástico: «El Führer, amigo de los niños». Son las delicias del revisionismo.