–Hemos llegado a nuestro destino. Por favor manténganse sentados y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya apagado completamente los motores.
La gente hace caso omiso y la cabina se llena de “clicks” mientras las cabezas empiezan a alzarse. Alguno que otro se despereza.
–Rampas traseras desarmadas y crosscheck OK.
Los compartimentos de equipaje de mano se abren y los afortunados (o no tanto) que están en el pasillo se apresuran a sacar sus maletas, bolsas y demás para acaparar unos centímetros más de corredor y no tener la melena de la señora de delante haciéndoles cosquillas en la nariz.
–¡Ay, Marc, qué daño!
–Perdón.
–¿Has visto? Je je je je…
–Ja ja ja ja!
–Te has pintado las uñas… ¡Qué chulo el color!
–Gracias, se lo he cogido a mi hermana mayor je je… ¡y no se ha dado cuenta! Luego te lo enseño.
Sacudida en el asiento de enfrente.
–¡Cuidado, Marta! Jolín…
–Lo siento… ¿qué decías, Jordi?
–Que voy a ser piloto.
–Pues yo no sé qué quiero ser. Me gustan muchas cosas…
–Yo quiero hacer helados y crêpes. Voy a montar una tienda.
–Mmm, crêpes, qué ricos… Mi papá hace en casa a veces.
–Pues yo quiero ser peluquera.
–¿Sabes hacer trenzas?
–Claro.
–¿Me haces una?
–Sí! Date la vuelta.
–Pues yo voy a ser piloto. O piloto o jefe de torre de control.
–¿Jefe?
–Jefe. O jefe o nada.
–Vaya.
–Pues a mí no me gusta nada. No quiero ser nada.
–Algo tiene que haber que te guste…
–No.
–¿Y tú qué quieres ser, María?
–Yo, profesora. Y enseñar a los niños a leer.
–Pues yo quiero ser político.
–¿Qué es político?
–Ala… para qué quieres ser político si todo el mundo te odia.
–Pero ganan mucho dinero…
–Pero son malos.
–Yo seré bueno, arreglaré el mundo. Quiero arreglar el mundo.
–Pues yo voy a ser piloto o jefe de torre de control.
–Pues yo quiero ser periodista.
–¡Para salir en la tele!
–No, para viajar mucho y contar historias. Historias que sean verdad.
–Ana en la tele no, que es muy fea… ¡Ja ja ja ja ja ja!
–Alberto eres tonto…
–¡Que es broma!
–¡¡Ay!!! ¡Para!! ¡¡Jolín, David!!
–Señores pasajeros, les informamos de que el desembarque se realizará únicamente por la puerta delantera del avión, gracias.
–Se me ha caído una horquilla…
–¿De qué habláis?
–De lo que vamos a ser de mayores.
–Pero si queda mucho para eso… Qué tontos.
–Tonta tú, hay mucho que hacer.
–Yo voy a ser piloto o jefe de torre de control.
–¿Y tú qué vas a ser, Carla?
–Yo modelo.
–Ala qué guay…
–Pero qué dices, si no vas a hacer nada, sólo te hacen fotos y caminas con tacones.
–¿Y qué? Te pagan por hacerte fotos. Es genial.
–Pues no, te pagan para que hagas lo que te dicen. ¿Y si te dicen que estás gorda?
–¡¡¡No estoy gorda!!!!
–Eso te lo dirán ellos…
–Yo voy a ser piloto o jefe de torre de control.
El avión se está vaciando y le toca a la fila 28 salir de la lata de sardinas. La profesora hace una señal con la mano y los niños empiezan a desfilar. Se oyen gritos y carcajadas. Es una euforia contenida. Algunos no habían ido nunca antes en avión, seguro.
–Disculpe, ¿de qué curso son?
–De quinto de Primaria.
Sonríe y empieza a recorrer el pasillo enmoquetado del avión.
Cojo mi maleta de mano. Pesa mucho, está llena de libros. Me duele la espalda al bajarla. Yo también abandono el avión, pero me detengo delante de la cabina de los pilotos.
Cuántos botones… Qué emocionante volar entre las nubes dirigiendo algo tan grande…
Creo que quiero ser periodista.