No sé si habrán leído el mediático artículo de opinión que la mediática Pilar Rahola escribió el 18 de julio en su columna de La Vanguardia en relación al conflicto entre Israel y Palestina. O, más concretamente, en relación a la masacre de civiles que Israel está cometiendo en Gaza desde hace algo menos de dos semanas. Si no han tenido ocasión de leerlo, deben saber que el texto, titulado “que no lo lean”, mete de nuevo en el mismo saco a todos aquellos que critican la operación israelí en terreno palestino. O defiendes a Israel, o defiendes el terrorismo. Me gustaría mostrarle a la señora Pilar Rahola que lo que hace es muy fácil. A continuación, reproduzco su texto alterando el orden de algunas palabras y sustituyendo ‘israelí’ por ‘palestino’. Verá qué diferente suena todo. No se lo tome como una copia barata, es una demostración rápida de que pensar diferente a usted es, siempre desde la modestia, una opción tan respetable como otras. Ahí va:
Que este artículo no lo lean los que lo saben todo de este endiablado conflicto. Que no lo lean los que creen que los casi dos millones de gazatíes son terroristas, ávidos de sangre israelí. Que no lo lean los que crean que los palestinos no se defienden de nada, sino que les encanta la guerra y la muerte. Que no lo lean los que reducen una sociedad musulmana, ansiosa de paz y de libertad, a una cofradía de enloquecidos terroristas. Tampoco los que saben quién es el malo, aunque no conozcan las circunstancias que han desembocado en otro momento trágico. Que no lo lean los que sólo ven la violencia cuando los misiles salen de Gaza, pero nunca cuando los tanques israelíes matan a medio millar de civiles palestinos, cuya vida diaria es un infierno. Y tampoco los que nunca ven a las víctimas gazatíes, porque las consideran culpables de su propia muerte.
Y no, que no lo lean los que creen que Israel es un estado democrático que solo piensa en la defensa de sus ciudadanos, y no un estado imperialista cuyo doble objetivo es la expulsión de la población palestina y la obtención de la franja de Gaza y Cisjordania. Que no lo lean los que no quieren saber que Israel masacra a civiles con la excusa de que Hamas los utiliza como escudos humanos. Que no lo lean los que hablan de los niños judíos que podrían morir cada día bajo los misiles y que no mencionan a los más de cien menores palestinos que han fallecido asesinados por el ejército israelí. Que no lo lean los que piensan que si Israel aplasta a más de medio millar de civiles palestinos enjaulados en Gaza no lo hace para matar, sino para defender a sus ciudadanos.
Tampoco aquellos que no se preguntan qué países financian a Israel y le dan carta blanca para acabar con la vida de 520 palestinos de un plumazo. Ni tampoco los que crean que el pueblo israelí tiene unos líderes magníficos, y no unos tipos violentos que conducen tanto a israelíes como a palestinos al desastre. Que no lo lean los que no se acuerden de que en las calles de Tel Aviv también algunos israelíes protestan contra los ataques indiscriminados en Gaza. Tampoco los que no saben nada de historia y repiten los viejos mantras de la propaganda israelí. Que no lo lean los que usan la palabra terrorismo como si fuera una característica propia de los habitantes de la franja de Gaza. Y por no leer, que no lo lean los que niegan todo debate, porque ya han condenado a los palestinos en el tribunal del dogma. Que no lo lean los que solo se interesan por este conflicto entre Israel y Hamás en Gaza, y nunca por los muertos musulmanes en manos del ejército israelí en la Cisjordania ocupada. Y, finalmente, que no lo lean los que se sitúan en un plano moral superior condenando a los gazatíes al infierno y niegan a los demás el derecho a ver con más complejidad el conflicto. Que no lean nada de esto, porque ya tienen todas las respuestas, ellos, que no son capaces de hacerse ni una sola pregunta.