1. Cuaderno de Cuba, Lapin (Malpaso)
Lapin se declara un ilustrador móvil. Así que en 2014 decidió coger el macuto e irse a Cuba para ver con sus propios ojos qué estaba pasando en La Habana. Con una edición exquisita de Malpaso, este libro es un must en toda biblioteca que se precie. Acuarelas con tonos pasteles, diálogos sacados de contexto, retratos de personas con cabezas desproporcionadas y viejas reliquias automovilísticas, esto es lo que encontrarás en Cuaderno de Cuba. Una mirada muy personal de este genial ilustrador asentado desde hace nueve años en Barcelona, ciudad desde la que continúa mirando.
2. Palmeras de la brisa rápida, Juan Villoro (Colección Heterodoxos, Altaïr)
Villoro relata en este libro su primer viaje a Yucatán, tierra de su abuela. Es una crónica de viaje muy personal donde el autor descubre otro México, aquél con el que su abuela fabulaba las más maravillosas historias. Se lee de un suspiro, altamente recomendado para soñadores que quieren escapar de la rutina del día a día. Anécdotas narradas con una prosa trepidante y un Villoro reconocible en cada uno de sus párrafos.
3. Germà de Gel, Alicia Kopf (L’altra editorial)
A los que tenéis la suerte de poder leer en catalán, os recomendamos esta auto ficción de Alicia Kopf, seudónimo de Inma Ávalos y Premio Documenta en 2015. Kopf se adentra en el mundo de las expediciones polares a partir de la figura de su hermano autista. Hay que prestar atención, prohibido leer en el metro de camino al trabajo.
4. Un invierno en Kandahar, Ana Briongos (Laertes)
Posiblemente uno de los libros más exquisitos, inocentes y fabulosos que se hayan escrito sobre Afganistán. Ana Briongos, que viajó varias veces durante los años sesenta y setenta, nos explica, con riguroso detalle, su primera estancia en Kandahar y sus veranos en el Kabul antes de la invasión soviética. Estepas del Asia Central que nos transportan a un mundo de ensueño repleto de piedras lapislázulis, arena y té.
5. Todos náufragos, Ramón Lobo (Ediciones B)
En este libro, Ramón Lobo, periodista de periodistas, hace un viaje introspectivo hacia su infancia, se reconcilia con su un padre franquista que muere antes de tiempo y nos adentra en su propio drama familiar. Es un viaje de recuerdos y algún reproche, pero sobre todo, es un viaje de perdón, de reconciliación y de paz. Un ejercicio de sinceridad insuperable y bien narrado, a un ritmo pausado pero ameno. Imprescindible para entender la historia de las dos Españas.
6. Océano África, Xavier Aldekoa (Península)
¿Qué se puede decir de Xavier Aldekoa que no se haya dicho ya? Aldekoa es uno de los periodistas del momento. Al frente de 5W, uno de los mejores proyectos periodísticos que nos deja 2015, este reportero intrépido nos narra a diario el África que no aparece en los medios de comunicación. Crónicas de largo aliento que ponen los pelos como escarpias. Fundamental en nuestra biblioteca. Libro de referencia para los que gusten o se quieran dedicar al periodismo internacional.
7. Llamada perdida, Gabriela Wiener (Malpaso)
La nueva auto ficción tiene mucho que decir y Gabriela Wiener ha venido para quedarse. Esta peruana residente en Madrid nos narra, sin pelos en la lengua, su día a día, su obsesión por el número once o el viaje que hizo a su propia muerte. Vivencias escritas desde un yo desgarrador que no dejan indiferente al lector. Altamente recomendado para esas mentes que van más allá.
8. Lacrónica, Martín Caparrós (Círculo de Tiza)
Bajar a la calle a romper las pelotas. Así concibe el periodismo Martín Caparrós, pero que nadie se espante: no hablamos de un tertuliano mamporrero de la telebasura española. Este argentino recita su padrenuestro periodístico a través de la crónica. Como reportero ha asomado el bigote por muchísimos rincones de América, Europa o Asia y Lacrónica es algo más que la antología de sus mejores relatos. Entre crónica y crónica, Caparrós se desnuda desvistiendo al oficio de misticismo en una suerte de anotaciones personales que se convierten en una tabla de salvación para los que quieren seguir contando historias en la era de la infoxicación.
9. Sarajevo, Alfonso Armada (Malpaso)
Sarajevo tiene la portada y el borde de las páginas teñidos de azul, el color del cuaderno en el que Alfonso Armada anotaba sus pensamientos aquel verano en el que se convirtió de forma inesperada en corresponsal de guerra. Mientras la Guerra de Bosnia pasa ante sus ojos, se intercalan la pena, el amor, el dolor, la vitalidad o las ilusiones teatrales en la prosa del Armada íntimo, mezclándose con la pena, el amor, el dolor, la vitalidad o las ilusiones teatrales de los habitantes de Sarajevo, protagonistas de las crónicas que el Armada periodista firmó para El País desde los Balcanes y que sirven de excusa y simiente para construir un libro que refleja la resistencia de algunos valientes ante la inhumanidad del nacionalismo.
10. Siniestro total, Pedro Simón (FronteraD)
Los ojos de Pedro Simón son mágicos. Llegan al pueblo español más golpeado por la crisis económica y son capaces de explicarnos los oscuros intereses que han hundido la economía y la moral de nuestro país como quien le susurra un cuento a sus hijos antes de dormir. El periodista de El Mundo, galardonado con el Premio Ortega y Gasset, cree que ha escrito un libro de historias “grises casi negras”, pero hay luz en Siniestro total por el simple hecho de rezumar humanidad, un ingrediente a menudo desterrado de los periódicos y las televisiones.
11. Los vagabundos de la chatarra, Sagar Forniés y Jorge Carrión (Norma Editorial)
España aún sigue mirando al cómic con condescendencia, pero algunos siguen empeñados en que no hay herramienta más potente para escribir una crónica. A medio camino entre el cine y la literatura (¿no es un mestizo de ambas artes el periodismo?), el dibujante Sagar Forniés y el escritor Jorge Carrión nos llevan por la Barcelona de los chatarreros en una apasionante crónica en viñetas que concluye con una entrevista junto al Mediterráneo con el tótem del género: Joe Sacco. De lectura obligada para los amantes de series como The Wire.
12. El loco de las rosas, Mohamed Chukri (Cabaret Voltaire)
Mohamed Chukri es un relativamente desconocido en España y, quizás por eso, Cabaret Voltaire se haya empeñado en editar y reeditar todas sus obras maestras. El loco de las rosas es una de ellas. Una sucesión de cuentos variados que nos meten de lleno en ese inframundo de un Tánger que insiste a mirar al otro lado. Todos locos, todos cuerdos. Cuentos exquisitos no aptos para gente convencional. No hablamos de un cronista al uso, pero en la literatura de Chukri se respira tanta verdad tangerina que no nos hemos resistido a la hora de incluirlo en esta lista.