Arena Pernambuco. Ciudad de Recife. 23 de junio de 2014. Minuto 72 del partido. Rafa Márquez, con el ‘4’ a la espalda de la zamarra de la selección mexicana, se eleva sobre los defensas croatas e impacta un tremendo cabezazo que se introduce sin remisión en la portería del guardameta Stipe Pletikosa. Un cabezazo para la eternidad. Un cabezazo que aumenta el tamaño de una leyenda. La del Kaiser de Michoacán. Al capitanísimo de México solamente le espera hoy un reto que se antoja difícil. Por el rival, Holanda, y por la historia, que dice que México solo supera los octavos de final cuando juega un Mundial en casa. Los octavos son una gran maldición. Desde 1994, han sido eliminados cinco veces consecutivas en esta ronda, de todas las maneras posibles, algunas muy dolorosas. Es un registro sin igual en la historia mundialista que los aztecas quieren superar de la mano de un Márquez infatigable a sus 35 años. El capataz de los aztecas sabe que cada partido puede ser su última aparición en la Copa del Mundo y que recoge el testigo de una larga trayectoria de compatriotas que dieron la cara en este torneo a edades muy longevas.
México tiene una larga trayectoria futbolística aunque para muchos, comenzara a ser conocida por los goles de Hugo Sánchez, primero en el Atlético de Madrid, y después en el eterno rival, el Real Madrid. Desde la época del gran Hugo, la selección mexicana ha dejado otros grandes nombres como Manuel Negrete, Javier Aguirre, Luis García, que intentó sin mucho éxito cubrir el puesto de delantero centro en el club del Manzanares, el portero Jorge Campos y sus estrambóticos uniformes, o los delanteros Luis Hernández y Cuathémoc Blanco. Más recientemente, han surgido nombres nuevos como los de Carlos Salcido, Ricardo Osorio o Gerardo Torrado, pero sin embargo, nadie como el gran Rafa Márquez, el Kaiser de Michoacán.
Hubo un tiempo en el que en España Márquez fue más conocido por ser la pareja de Jaidy Mitchell, esa modelo que se casó con Alejandro Sanz para luego dejarle por el mocetón mexicano, pero el defensa central es toda una leyenda en su país y un ejemplo fuera de los terrenos de juego. Si ya era un mito al ser el primer jugador de la historia en ser capitán de su selección en cuatro mundiales consecutivos, su gol le llevó al Olimpo del fútbol azteca y posiblemente mundial. En su país solo le supera el mítico guardameta Antonio Tota Carbajal, que jugó en cinco citas mundialistas entre Brasil’50 e Inglaterra’66.
Rafael Márquez Álvarez (Zamora, Michoacán, 13 de febrero de 1979) estaba predestinado desde pequeño a ser una figura del fútbol ya que su padre era Rafael Márquez Esqueda, un futbolista mexicano excusador que había pasado por varios equipos de la liga local en la década de los setenta. Márquez sénior falleció víctima de una enfermedad hepática el 10 de octubre de 2002. Solo tenía 54 años, pero al menos pudo ver a su hijo luciendo el brazalete de capitán en su primer Mundial, el de Corea y Japón.
El pequeño de la saga Márquez dio sus primeros pasos como futbolista en la cantera del Atlas de Guadalajara, debutando con el primer equipo en el torneo Apertura de 1996. Un año más tarde, en el Clausura de 1997 ya era titular indiscutible y su buen hacer en el centro de la defensa le valió la llamada de la selección nacional, entrenada por aquel entonces por el trotamundos Bora Milutinovic. Debutó el 7 de febrero de 1997 en un partido contra Ecuador en el estadio Azteca de México DF, pocos días antes de cumplir los 18. Sus prestaciones siguieron creciendo en un Atlas que tenía una generación de jugadores conocidos como «los niños héroes», entre los que también se encontraban Miguel Zepeda y Daniel Osorno. En 1999 se quedaron a las puertas del título del campeonato de Clausura al caer por penaltis en la final contra Toluca. Sin embargo, aquella decepción quedó mitigada con la victoria de la selección tricolor en la Copa Confederaciones de la FIFA ese mismo verano. Fue el debut de Márquez en un gran campeonato como internacional, después de haberse quedado fuera del Mundial de Francia.
Todo ello le sirvió para recibir la llamada de Europa. En la temporada 1999/2000 firmó por el Mónaco de la Primera División francesa en la que fue en ese momento la transacción más cara del fútbol mexicano, unos 6 millones de dólares. A pesar de algunas dudas, su adaptación al fútbol europeo y al club galo fue rapidísima y en apenas unos meses ya era el líder de la defensa del Principado. En su primera temporada conquistó la Liga francesa, además de ser distinguido como el mejor defensa central en esa temporada. Además, cerró su etapa en el club monegasco logrando en el 2003 la Copa de la Liga de Francia y consolidado como uno de los mejores defensas centrales del viejo continente.
Tras sonar para muchos equipos europeos de gran nivel acabó fichando ese mismo año por el FC Barcelona previo pago de 5 millones de euros. Debutó en la Primera División el 3 de septiembre, en el empate a un gol entre el Barça y el Sevilla, y su primer gol fue contra el Betis el 17 de septiembre de ese mismo año. Tras una primera temporada bastante difícil por las lesiones, en la que disputó sólo 21 encuentros, desde la temporada 2004-2005 se convirtió en titular indiscutible del equipo consiguiendo el título de Liga. En 2006, consiguió la Supercopa de España, revalidó el título de Liga y logró un hito para los futbolistas mexicanos en Europa lo que ayudó a engrandecer más su leyenda: ser el primer jugador mexicano en alzar la Copa de la Liga de Campeones al vencer el equipo culé al Arsenal. Ni siquiera Hugo Sánchez lo había logrado. Pero el mito no paró de crecer. El 13 de diciembre del 2008, justo contra en la victoria del equipo blaugrana antre el Real Madrid por 2-0 cumplió su partido número 200 con los catalanes, y el 27 de mayo del 2009, tras lograr la Liga, la Copa del Rey, consigue por segunda vez el título de la Liga de Campeones en la final contra el Manchester United. Es más, Márquez acabó siendo el octavo extranjero con más partidos jugados con el Barça y se despidió en verano de 2010 tras conseguir una nueva Liga.
Después de ese verano, ya con 31 años, decide marcharse a un retiro dorado, aunque tiene contrato en vigor y ofertas de clubes como la Juventus, la Fiorentina o el Génova. Así, Márquez se enrola en el New York Red Bulls de la Major League Soccer de Estados Unidos para jugar con el francés y también exjugador de Barcelona, Thierry Henry. Y tras dos exitosas temporadas, en diciembre de 2012 decide abandonar el club norteamericano para volver, trece años después, al Club León de la Liga mexicana. Allí siguió aumentando su palmarés, logrando recientemente dos títulos de liga con el modesto club de Guanajuato y convirtiéndose en el primer jugador mexicano que gana 3 torneos en 3 países diferentes: Mónaco (Francia), Barcelona (España) y León (México).
Mientras, con su selección, con la que ha jugado 121 partidos, sus logros no son menos envidiables. Desde su debut con la selección nacional ha ganado una copa Confederaciones en 1999 y dos Copas de Oro (2003 y 2011) y ha disputado cuatro veces la Copa América (1999, 2001, 2004 y 2007), y ha estado en otros tantos Mundiales, (Corea y Japón 2002; Alemania 2006, en la que consiguió marcar un gol ante Argentina en octavos de final; Sudáfrica 2010, donde anotó en el partido inaugural del torneo contra el país anfitrión, y la actual de Brasil, donde también ha visto puerta).
Viendo cómo se las gasta este defensa central que en México ha solido actuar más como medio centro, destacando por su técnica, su elegancia, su capacidad de anticipación, el golpeo en las faltas y su juego aéreo, ¿quién se atreve a decir que Rafa Márquez es sólo el marido de Jaidy Mitchell?