Fotografía: Tânia Rêgo/Agência Brasil. Wikimedia Commons
La sala de Casa América Catalunya está repleta. Es evidente que Leonardo Padura (La Habana, 1955) levanta pasiones en la ciudad condal. Ha venido a hablar de sus libros, –pero no en la manera en que lo hacía Francisco Umbral– de Mario Conde, el personaje principal de casi todas sus novelas, de Cuba, de la reapertura del diálogo entre Estados Unidos y la isla revolucionaria. De sus cosas. Escritor y periodista incansable, Padura habla con honestidad de su país. No es un político, es un escritor. Confiesa que mucho de lo que sabe sobre su Cuba natal, lo aprendió durante los seis años que estuvo trabajando en uno de los periódicos de la isla. La historia no oficial de Cuba. “Fue allí donde aprendí a escribir, hacía reportajes de investigación y aprendí muchísimo. De hecho, puedo decir que el ejercicio de periodismo me marcó para siempre, como cronista, como escritor social”.
Mira al pasado y sonríe. “Aún recuerdo cuando mandé Pasado Perfecto a un concurso literario en Cuba, y lo gané, pero no había papel para imprimir los ejemplares, así que se publicó en México. Me traje unos ejemplares, quizás 20 ó 30 y los repartí entre algunos amigos. A algunos les gustó la novela,a otros no, pero casi todos coincidieron en que les había gustado mucho el personaje de Mario Conde”. Fue entonces, confiesa Padura, cuando decidió escribir cuatro novelas, coincidiendo con las cuatro estaciones. Mario Conde es hoy una de las piedras angulares de la literatura policíaca contemporánea, un personaje que lejos de quedarse estancado, evoluciona con y como la historia de Cuba. “El pensamiento de Mario Conde evoluciona, por supuesto. Se mantiene la época en la que se desarrollan los hechos, pero también Conde busca una vía de escape, como la buscaba alguna gente durante el período especial. Yo también la busqué, y la encontré, a mí me salvó la cultura, la escritura. Fue una terapia”.
Padura no descansa. Ahora está escribiendo una novela que de momento consta de 200 páginas. “La acción en la nueva novela terminará el 17 de diciembre de 2014, el día que se anunció la reanudación del diálogo con Estados Unidos. De momento, sólo la ha leído mi esposa Lucía, y ya me ha advertido: no te excedas con la amargura”.
Se habla de la diáspora cubana, del exilio, ese tema central y secundario en algunas de las novelas de Padura, de la necesidad de pertenencia y de la importancia de no vivir pensando en la opinión del lector. Padura lo tiene claro “La gente lee mis novelas, algunos me dicen que soy un activista político, un disidente, otros me critican por todo lo contrario y me piden que escriba sobre política, algo que nunca les voy a dar. Los extremos suponen restricciones, y al final, se acaban tocando por los extremos, mejor no escribir pensando en lo que van a decir”.