La mentira es algo que se esconde para no tener que existir. Del que un día fue plateado y ahora gris altavoz, suena de un viejo disco. Gira el LP a 33. Hipnótico observo el brillo reflejado en el negro vinilo. Giran mis recuerdos a la vez que suena la canción de Radio Futura En alas de la mentira.
Los últimos discos que compré van cargados de algo más que música. Fue en la calle, en una terraza de una ciudad. Algunos vinilos de la banda madrileña entre otros elepés de The Clash, Elvis, Ramones, Lou Reed, Emerson, Lake and Palmer…
Tras la tarde verde se presentó la divertida y amarilla noche, magníficos recuerdos. Entre música y cubatas reencontré el disco de esta canción, perteneciente al LP De un país en llamas. Risas y conversación sobre letras, y entre éstas, palabras que cayeron como gotas de lluvia en el suelo. Luego frases ingeniosamente entrelazadas, pensamientos que se fueron con las nubes, ideas ahora olvidadas y más risas.
Que te mienta tu hijo siempre es mejor a que te mienta tu padre. Que te mienta un amigo es menos preocupante a que lo haga un amor. La mentira pícara es graciosa, leve. La piadosa es protectora, es por su bien. La cochina es rencorosa, negada. Pero la mentira política es insultante, inamisible para cualquier sociedad libre. Pero, aún peor es seguir creyendo en ella. Aunque predecible, permanecemos adormecidos ante la obviedad. Es necesario abrir los ojos al borde del tejado. Recordar que el futuro te cambia la vida, sin llegar.
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En alas de la mentira (Enrique Sierra y Santiago Auserón, 1985)
La mentira es algo que se esconde
para no tener que existir
no hay porque desconfiar
si la locura ha decidido ya por ti.
Cierro los ojos y bailo
al borde del tejado
podría volar.
Ha venido un ángel y el cielo existe
ya no tengo más que perder
mis presentimientos han estado huyendo la verdad.
Cierro los ojos y bailo
al borde del tejado
podría volar.
Cierro los ojos y bailo
al borde del tejado
podría volar.
Los sueños desbordan al tiempo
que la vida no puede medir
ahora ya que importa si un día tuviera que morir.
Cierro los ojos y bailo
al borde del tejado
podría volar.