En el fútbol hay espacio para la cábala. Se inventan rituales con la esperanza que se repitan ciertas situaciones. Más en el fútbol moderno, hecho de estadísticas y de datos que se generan a mansalva para explicar el desarrollo de los encuentros. Con la enorme cantidad de datos y de efemérides disponibles, cada año se dibujan posibles escenarios que podrían repetirse. Pero lo que está pasando en la temporada 2017/18 es, hasta ahora, bastante peculiar. A pocos días de la final de Champions League entre el Real Madrid y el Liverpool, que se jugará en el estadio Olímpico de Kiev, muchas son las situaciones que remiten al año 1977.
En aquel año pasó algo inesperado: el Liverpool ganó al Borussia Mönchengladbach en la final de la entonces Copa de Europa sin ser el claro favorito, aunque fuera uno de los mejores equipos del continente. Este año está claro que los reds no son los de antaño, y que Sergio Ramos y compañía el Real Madrid carga con el estatus de favorito claro a la victoria en Kiev. Los hombres de Jurgen Klopp, la principal sorpresa de esta edición de la Champions League, llegan a la final tras haber ganado al Manchester City en los cuartos de final contra todo pronóstico. Y se pueden aferrar a este antecedente particular, ya que otras dos cosas pasaron en aquel año: el Real Beti sse clasificó a la entonces Copa de la UEFA y el Málaga bajó a Segunda División.
No sabemos si en Anfield Road están enterados de estas coincidencias, pero lo que queda claro es que los hombres liderados por Mohamed Salah estarán con muchas ganas de hacerle un roto al Madrid, bicampeón vigente y con la Champions como único gran objetivo de la temporada. Los de Zidane perdieron prácticamente sus opciones de ganar la Liga Santander en octubre, haciendo prácticamente un all-in sobre la competición internacional.
El deseo de ganar la decimotercera y seguir ampliando la leyenda blanca en Europa es más fuerte que otra cosa en Valdebebas, aunque no habrá que subestimar el Liverpool, que se aferra a la cábala pero sobre todo a su tridente demoledor en ataque. La profecía intrigante relativa al año 1977 es sin duda algo que pone pimienta al choque, aunque finalmente se tratará de dos equipos de once hombres cada uno que se desafiarán en un terreno de juego a finales de mayo. Así pues, mientras el mundial de Rusia 2018 se asoma la última gran noche de la Champions League se alimenta de resultados pasados.
El Madrid de Zidane y el Liverpool de Klopp darán vida a un remake de aquella final en la que se impusieron los reds. Pero ahora hay otro viento y es otro fútbol. Si bien en un partido todo puede pasar, los blancos cuentan con una mentalidad ganadora importante, algo que los ingleses todavía no han demostrado tener. En última instancia hablará el campo.