Muchas veces se nos olvida y echamos las culpas de todo a los poderosos, pero en gran parte, para ver al culpable o cómplice, no hace falta mirar hacia arriba, sino a tu lado:
Nunca dejará de darme asco ver a alguien que trabaja y se comporta como si fuese a heredar la empresa. Una cosa es cuidar de tu puesto de trabajo y hacer las labores por las cuales te pagan, y otra muy diferente es comportarte como el personaje que encarna Samuel L. Jackson en Django; esa maldita rata que a uno le entran ganas de estrangular. Esa misma gente que espera el fallo (o se lo inventan) del compañero para ir corriendo al jefe, subir puntos y putear al compañero, porque le ven como una amenaza cuando lo único que hace es ir, hacer su trabajo lo mejor posible y volver a su puta casa, sabiendo, al contrario que sus compañeros, que es una mera pieza, un esclavo a sueldo que vende su cuerpo y su mente a cambio de dinero para realizar otras cosas que realmente le llenan. Lo que no saben es que al compañero se la suda y lo único que conseguirán es que meta fuego al recinto con ellos dentro En ocasiones, no hay que mirar hacia arriba para ver al que te putea sino mirar a tu lado; a aquel que supuestamente es tu igual. En ocasiones, “La clase obrera”, también me da asco.