–¿Monarquía o república?
–El PSOE es un partido republicano, pero nos situamos en el consenso constitucional desde 1978 y esto sigue en vigor.
Meritxell Batet, secretaria de Estudios y Programas del PSOE (extracto del reportaje de eldiario.es: ¿Monarquía o República? Los partidos responden).
Ser tolerante con la diversidad sexual o apoyar el aborto no te convierte en un partido de izquierdas. No es malo ser de centroderecha. El PSOE lo es. También lo es Ciudadanos, que basa su imagen de partido de centro por haberle robado mucho votante al socialismo oficialista español, especialmente en Catalunya donde los de Albert Rivera han contribuido a desangrar al PSC (el resto de las heridas por las que muere el socialisme oficialista català se las han causado los mismos socialistes oficialistes catalans). Solo hay que ver cómo el PSOE ha legislado en materia económica o en política internacional desde la Transición. España, como cualquier otro país, necesita partidos de derecha que sean demócratas. Decir que eres republicano, pero que respetas el consenso del 78 con la mierda que nos cae encima es como decir que no eres racista, pero que «los negros y los sudacas se queden en su casa» (entiéndanme, no llamo racistas a los afiliados del PSOE, es solo una comparación que me viene a la cabeza). Ya no estamos a la salida de un Régimen militar –aunque muchas cosas no hayan cambiado más que en apariencia–, así que es más que oportuno sacar este tema a la palestra.
Si el PSOE tuviera líderes republicanos, ya hubieran puesto en el centro de la agenda política la posibilidad de decidir mediante referéndum en qué tipo de Estado queremos vivir. Pero, evidentemente, si el PSOE fuera progresista o de izquierdas no hubiera privatizado empresas para colocar a sus gerifaltes en sus consejos de Administración, no hubiera creado un grupo terrorista para combatir al terrorismo, no hubiera cercenado nuestros derechos laborales cambiando la Constitución que tanto sacralizan ni tampoco hubiera alentado a hipotecarse al españolito medio creando un ministerio de Vivienda que no hizo más que vocear las ofertas de crédito de los mismos banqueros con los que sus líderes se sientan a cenar. Mucho partido pero ni socialista, ni obrero. ¿Español solamente? Tampoco cien por cien, pues americano también. Ya lo cantaba Krahe en los 80. Es triste, pero es así.
¿Republicano? Pues tampoco, oiga, porque los muertos siguen enterrados en las cunetas de la misma forma que el estudio de la II República –y sus valores democráticos, educativos y humanitarios– sigue enterrado en los libros de texto que se utilizan en colegios e institutos. Mientras tanto, la bandera tricolor se pone al nivel de las águilas, los yugos y las flechas por tratarse de una enseña «preconstitucional». ¿Pero anterior a qué Constitución? ¿A la del 78 o a la del 31? Si el PSOE fuera republicano, al menos, la Ley de Memoria Histórica que impulsó Zapatero no hubiera languidecido por falta de presupuesto y exceso de cobardía ante una oposición que ni siente ni se arrepiente del golpe de Estado del 36. La falta de esa legislación que desentierre los restos de los asesinados por el fascismo es la misma que hace que muchos conservadores de Europa se tiren de los pelos al pensar que al sur del continente se trata a los desaparecidos políticos con la misma delicadeza que administran en Camboya para este escabroso asunto.
No cuestiono la Transición en su conjunto. Revisarla es muy fácil desde la ‘comodidad’ de 2015. Para el que escribe, el daño llegó en los 80. A franquistas como Adolfo Suárez y compañía no se les podía pedir más. Bastante hicieron por la democracia desde las entrañas del Movimiento. Suárez, Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo fueron los únicos que no agacharon la cabeza cuando entró Tejero pegando tiros en el Congreso aquel 23 de febrero del 81. Felipe González, Alfonso Guerra y el resto de rostros frescos de aquel PSOE que ya cocinaba la más grande mayoría absoluta que ha conocido la democracia española metieron el rabo entre las piernas y se parapetaron detrás de sus escaños (Guerra, como bien saben le cogió gustito a la poltrona y de allí no se ha movido durante tres décadas y media). De UCD no se podía esperar más, el PSOE ha dado mucho menos de lo que soñamos. El discurso de «hemos construido la España más próspera y democrática de la Historia» cada vez lo compra menos gente, harta de ambivalencias absurdas como la de declararse republicano sin desear una República.