El otro día al despertar pude retener parte de un sueño. Abrí los ojos con serenidad, a pesar de lo dramático que resultaba visualizar tal escena. Alguien arrojaba dos cabezas de perro a mis pies. Una negra y otra blanca. No había sangre, sus cortes eran limpias decapitaciones. Dando vueltas sobre sí mismas rodaban sobre el suelo hasta llegar a mis píes. Fue un sueño mudo, sin diálogos ni banda sonora alguna. Sin embargo, algo me hizo sentir que debía elegir entre una de las dos cabezas.
Si llegué a elegir alguna o no, da igual. En cualquier caso, es absolutamente irrelevante para mí. Ya que desconozco el significado onírico compuesto por estos elementos claramente iconográficos. ¿Debí elegir en el sueño? ¿Lo hubiera hecho si no hubiera despertado justo en ese momento? ¿O su cometido es que elija ahora tras haber soñado? Preguntas, tan solo.
Europa contra Grecia, esta discusión sobre dinero y no sobre personas. Es como un cuchillo donde hay otra cuchilla afilada en vez de mango, dos hojas cortantes de un mismo cuerpo capaces de amputar cabezas de perros. Blancas y negras, qué más da. Si es así, uno de los dos tendrá que empuñar la hoja más cortante, inevitablemente la más sangrante.
No me resisto a esta pregunta…
¿Qué cabeza de perro hubiera elegido Alexis Tsipras, la blanca o la negra?