El 12 de Octubre conmemora el descubrimiento de América por la corona de Castilla con la consiguiente conquista y colonización, con el consiguiente saqueo, genocidio, imposición cultural y religioso; imposición de «encomiendas» (esclavitud) para la explotación sistemática de sus riquezas que llevaban a Europa. Esto se conmemora en el Día de la Hispanidad, eufemismo de Día de la Raza. Esta es la fiesta nacional española, por lo que es la punta de la lanza del nacionalismo español. Incluso algún iluminado dirá: «Y gracias, que aún irían en taparrabos». El 12 de Octubre es una fiesta nacional supremacista, etnocéntrica y eurocentrista: Castilla no descubrió nada; Abya-Yala (América), ya existía y ya estaba poblada con civilizaciones milenarias. La destrucción y saqueo de estas tierras es lo que conmemora la fiesta nacional española y no el hermanamiento de culturas ni el imperio de la lengua castellana como algunos quieren hacer creer. Si se celebrase eso, ¿para qué sacar a las fuerzas armadas de paseo el día 12 de Octubre haciendo gala de poderío?
Un país maduro no puede renegar de su pasado, por muy atroz que fuese, ni se puede escudar en el cinismo (desvergüenza o descaro en el mentir o en la defensa y práctica de actitudes reprochables) como se suele hacer en España en este caso aludiendo a que «no fue para tanto», o que «eran otros tiempos», que «Inglaterra y otros países también lo hicieron», que «los indígenas eran unos salvajes» o que «les dejamos de herencia el castellano y progreso», como si esa herencia simpática legitimase todo lo demás. Un pueblo maduro se atreve a pasar descalzo por las brasas del fuego que él mismo creó sin escudarse en el cinismo.
Imaginad que no se recuerde el Holocausto judío ni las víctimas del Lebensraum nazi y que se conmemore y se alabe los avances en medicina que el doctor Mengele consiguió con sus experimentos sobre población inocente que trataba como a ratas de laboratorios; así como su depurada técnica de arrancar dientes, cambiar ojos a los niños o atar a hermanos gemelos cosiéndoles la espalda. Imaginad que ahora legitimemos toda la crueldad del holocausto aludiendo a las mejoras en medicina que se consiguieron gracias a experimentos aberrantes sobre personas.
Uno no puede estar pidiendo perdón por lo que hicieron sus antepasados, o sí, de manera continuada; pero por lo menos podría dejar de celebrar el 12 de Octubre, y más aún cuando en diversos países de Latinoamérica el 12 de Octubre se celebra el día de la resistencia indígena, el día de los pueblos originarios y del diálogo intercultural, el día de la diversidad cultural o el día de la identidad. Es lo mínimo que se puede hacer.
Propongo el día del nacimiento de Miguel de Cervantes como día de la Hispanidad. El Quijote, eso sí que es un imperio.
