«Tu culo en mi polla o mi cuchillo en tu cuello». Parece una frase de algún violador en un ascensor, pero son las opciones que la UE da a Grecia.
La Unión Europa, guiada por la Troika, sigue empeñada en hacer negocio a costa de estrangular a su propio socio, a su familia, a su hermano; a un estado dentro de su propio vientre. Se comporta igual que el mafioso al que algún pobre desgraciado acude para un préstamo al verse desesperado y que luego se ve incapacitado de pagar; ya no por el préstamo en sí, sino por los intereses, completamente abusivos y aprovechándose de la desesperación y de unos gobernantes sumisos y mansos, y se ve obligado a entregarle a sus hijas y a su esposa o a sufrir todos ellos el castigo por no pagar, como si lo primero no fuera castigo suficiente. Ahora la UE es ese mafioso empeñado en cobrar, aunque se lleve por delante la sangre y la dignidad de un pueblo extasiado, humillado, asustado, mareado, saqueado hasta el extremo; completamente hundido y mutilado. Una deuda que le encadena de por vida a su nuevo amo y a la mendicidad, como si de época feudal estuviéramos hablando.
Y esto me da qué pensar. Si ocurre esto con el propio estado que está dentro de su vientre, ¿cómo tratará la UE a otros países fuera de la Unión y que no puedan tratarle de tú a tú? ¿Qué tipo de chantajes y saqueo perpetra esta Unión, por ejemplo, en África o América Latina?
Grecia debe salir del euro y debe recuperar una dignidad que en esta Unión nadie le va a dar. Dentro de la UE sólo va a encontrar acoso, humillación, saqueo, imposición, abismo y desesperación. La tratarán como a los enanos de los antiguos palacios reales, que correteaban por los pasillos para que cualquiera que pasase les diese capones, escupitajos y patadas. La relación entre la UE y Grecia ha acabado como debe acabar la relación entre un maltratador y su víctima. Grecia debe saber que hay más vida después de este trauma y que no es la única cosa que le queda en el mundo por mucho que la UE y los defensores de sus malas formas digan que sin ella sólo le queda depresión y apocalipsis; y que nadie la querrá. Y la UE debería encarcelar a sus dirigentes, hacer terapia y reconstruirse en una Unión que no se base en la codicia, la imposición y la usura.
La separación es la única solución que queda. La UE no quiere a la nación griega igual que un maltratador no quiere a su pareja, de hecho, piensan igual: “O mía o de nadie”. La UE es el maltratador que brinda con una copa de champagne después de ver como su pareja escupe, arrastrándose por el suelo, los dientes que él mismo le ha partido y acto seguido le dice con media lágrima: “Lo he hecho por tu bien, yo te quiero”. A ver si así le hace creer que lo hace por su bien y que la culpa es de ella por vivir por encima de sus posibilidades.
No quiero ver cómo esta Unión Europea acaba interviniendo militarmente en Grecia para asegurarse el pago, ni tampoco apoyando un golpe de Estado para imponer a un gobernante manso que les dé barra libre. Quien crea que es cosa de conspiranoico, que tire de hemeroteca o que simplemente se haga unas preguntas:
¿Qué pasaría si durante semanas los medios de comunicación hablasen del apocalipsis, ataques de ovnis, cacerías humanas del Yeti y que mañana seremos como Mad Max? Todos sacaríamos, ignorantes, asustados y mareados, todo nuestro dinero de nuestros bancos. ¿Qué haría el gobierno? Intentar impedirlo. ¿Qué pasaría luego? Que entonces sí que habría un apocalipsis, ataques de ovnis, cacerías humanas del Yeti y Mad Max. El caldo perfecto para deponer a un gobierno electo y honrado que busca recuperar la dignidad de su pueblo; e imponer a otro gobierno como el anterior, que se bajaba las bragas incluso antes de pedírselo.
El gobierno de Tsipras no se ha bajado las bragas ni siquiera cuando se lo han pedido, por eso le están forzando a bajársela. De aquí la violación griega. Y yo no quiero ser cómplice