Banquete

Imaginad que yo quiero hacer una fiesta para alguna celebración, para conmemorar algo, mi cumpleaños o una boda, y que vosotros me lo pagáis todo. Me pagáis la cena, el vino, el transporte de los invitados, la decoración, la seguridad y la música. Me lo pagáis todo a mí y a mis invitados, pero yo soy el anfitrión y vosotros quedáis fuera del recinto esperando a que salga para vitorearme y decir que soy muy guapo. Qué gilipollas pareceríais…¿verdad? Sí, yo pensaría lo mismo. Un rey también.

Madrid se engalana para recibir al nuevo rey. Tira la casa por la ventana y compra millones de flores, banderas y banderines, entre otras parafernalias, para el nuevo monarca; y que no se le ocurra a la nadie preguntarle a la alcaldesa cuánto ha costado, porque te mirará con cara de asco y te responderá que «Ahora no es el momento de hacer cuentas». Claro, la vasalla real administra el dinero del populacho como si fuera suyo. Como si una parte, cual diezmo medieval, tuviese que ir a las arcas reales para pagar la fiesta. ¡Incluso hay gente que está de acuerdo y dice que la ocasión lo vale!

La seguridad no falla. La ciudad está completamente blindada, cada centímetro vigilado. Francotiradores en los tejados vigilando constantemente y la policía registrando a los ciudadanos. Es una ciudad militarizada. ¿Es normal tanta vigilancia para un rey supuestamente tan querido? Más vale prevenir que curar, deben pensar. A su bisabuelo, Alfonso XIII, intentaron matarle en el día de su boda. Cuando el carruaje real pasaba por la calle Mayor de Madrid, Mateo Morral Roca, un anarquista catalán de 26 años, lanzó una bomba orsini camuflada en un ramo de rosas desde la pensión donde se alojaba. La bomba iba directa al carruaje real, pero al chocar contra el tendido del tranvía se desvió y mató a dos decenas de civiles que estaban vitoreando a los nuevos reyes.

¿Cuánto vale la seguridad de un rey que no gobierna? Todo ese pequeño ejército también lo pagamos nosotros. Los porteros de las discotecas que hemos pagado y a la cual no nos han invitado, ni podemos entrar, también los pagamos nosotros. Pero es que es un rey muy guapo y preparado. Se lo pagaremos toda la vida porque ¡la ocasión bien lo vale!

Mucha gente dirá que un Presidente de la república nos saldría igual de caro, aunque realmente están confundidos porque equiparan Presidente con Rey, ambas formas de jefe de estado, pero diferentes entre ellas (sin contar que uno es elegido y el otro no). Un presidente no es un rey, en lo único que se asemejaría al actual rey es que sería jefe del estado, en lo demás es una figura muy diferente a la de rey. Otros dirán que la monarquía nos sale más barata en comparación a otras repúblicas europeas. Dirán que cobran menos que otras jefaturas del estado. ¿Seguro? Cobrarán menos, pero porque pagan menos. Todo se lo pagamos nosotros. Todas las fiestas, banquetes, bodas, viajes, bailes y protocolos se lo pagamos nosotros. El dinero que cobran se lo quedan neto, pero, aún así ¿seguro que cobran menos? ¿Y por qué tanto recelo a enseñar sus cuentas? Que siga la fiesta.

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