Mucha gente cree que referirse a los de «arriba» y a los de «abajo» es una falacia porque todos formamos parte de un todo y los que hoy están abajo en la sociedad, mañana estarán arriba porque todos tenemos las mismas oportunidades. Bien, eso es falso. Cuando yo nací, ya estaba todo el pescado vendido: los poderosos ya estaban ahí. Yo nací como un ratón pero los gatos ya estaban ahí. No pude elegir, fue una decisión del azar. Luego te das cuenta de que la mayoría de esos gatos ya nacieron como gatos y que sus padres eran gatos; y también sus abuelos. Te vas dando cuenta de que algún que otro ratón acaba convirtiéndose en gato pero que la mayoría, alelada, creen ser gatos y que todo el poder está en sus manos; y como creen que también son gatos o que algún día podrán serlo, votan a los gatos esperando a que éstos hagan leyes favorables para ellos, para lo que realmente son: ratones.
«Con todas las oportunidades que te da el sistema, si no llegas es que no vales. Es que no mereces estar ahí. Es que eres tonto» Este es el mensaje que los gatos hacen creer a los ratones, pero la realidad es otra. La realidad es que los gatos harán lo posible para mantener siempre sus privilegios. Harán lo posible para hacerles creer a los ratones que también son gatos y que deben votarles. Harán lo posible para perpetuarse en el poder porque siempre lo han hecho, como si fuesen una dinastía de vampiros, y continuarán intentándolo hacer. Está claro que lo que están haciendo en esta legislatura es invertir en su futuro para perpetuarse en el poder. Después de todos los recortes que han hecho, es fácil saber quienes serán los que estén en el poder las próximas generaciones: sus hijos. Ninguna de las medidas que han tomado les afectan ni a ellos ni a sus hijos. Volverán a nacer ratones y los gatos ya estarán ahí. Y los ratones volverán a votar a los gatos esperando una ley favorable para ellos.
Vivimos en un sistema creado por gatos, a imagen y semejanza de los gatos y favorable para los gatos. Es normal que los gatos triunfen, lo que no es normal es que lo hayan construido con el apoyo de los ratones. El gran triunfo de los gatos, repito, ha sido hacerles creer a los ratones que también eran gatos, o podrían serlo, y tener un bigote tan hermoso como el de ellos. Han sido muchos años de bonanza, de ratones sumisos, despreocupados, mirando hacia otro lado. Muchos años de ratones creyéndose gatos, creyéndose un ascenso en la cadena trófica. Ahora, desde hace años, a los ratones les ha llegado las 12 de la medianoche, como a la Cenicienta, y vuelven a ser lo mismo que han sido siempre: ratones de campo o ratas de cloaca. Algunos, ahora, se han dado cuenta del engaño y quieren echar a los gatos del poder. Otros aún creen ser gatos y legitiman el sistema gatuno. Legitiman la represión de los gatos contra los ratones rebeldes; e incluso siguen votándoles creyendo que también maúllan.