Guinea Ecuatorial es algo parecido al infierno. Miseria, miedo y corrupción. Un pueblo analfabeto, engañado y pobre, extremadamente pobre. Unas potencias que ignoran lo que es en su esencia este pequeño enclave africano. Una dictadura con todas sus letras, aunque muchos intenten esconderlo. Guinea Ecuatorial es la dictadura de la que nadie habla.
El rostro de la ex colonia española es Obiang Nguema, líder supremo del país. Muchos adjetivos podrían calificar a este personaje, sin embargo lo que destacaría es su capacidad de manipulación. Obiang Nguema es un perfecto mentiroso. Desde que accedió al poder a través de un golpe de estado el 3 de agosto de 1979 ha estado engañando no sólo a su pueblo sino a toda la Comunidad Internacional. Aunque quizás en este último caso habría que rectificar: la Comunidad Internacional se ha dejado engañar.
Bajo vientos democratizadores, Nguema destituyó al también dictador Macías Nguema. Cómo sostiene Goumaz-Liniger “Durante once años, Macías Nguema saboteó Guinea Ecuatorial para conservarla mejor. Desde 1979, Obiang Nguema conserva Guinea Ecuatorial para sabotearla mejor. ¿Humor o afrenta?”.
Guinea se desangra. La Suiza de África se ha convertido en una suerte de Kuwait. ¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí? ¿Cuándo comenzó esta guerra? ¿Cuándo decidimos desde Occidente dar la espalda a la democracia y a los derechos humanos? ¿Cuándo nos convertimos en cómplices de este genocidio? ¿Desde cuándo negociamos con dictadores?
Lo más frustrante es saber que Guinea Ecuatorial pudo llegar a ser un ente democrático. Cuando en 1968 accede a la total independencia política, después de ser colonia española, lo hace a través de una Constitución democrática fruto del esfuerzo de las diferentes fuerzas políticas nacionales. “Se establecía un Estado de derecho ciudadano con un reconocimiento explícito de las garantías democráticas”.
Sin embargo, nunca hubo una frase más cierta que la del poder corrompe. Macías Nguema fue elegido democráticamente presidente pero dos meses al frente del ejecutivo le bastaron para instaurar una dictadura sanguinaria. Uno se pregunta si hay pueblos que están condenados a vivir bajo la sombra de genocidas y dictadores. Uno se cuestiona si todos aquellos pueblos que han sido colonias de las grandes potencias se ven avocados a este drama. ¿Es Occidente el germen de este mal?
Fotografía: United Nations Photo