Nombres como Mari Luz Cortés o Marta del Castillo forman parte ya del imaginario colectivo. En los últimos años los medios de comunicación han conseguido que determinadas noticias de sucesos trasciendan los hechos y formen parte de la agenda política y social. Y es que una de las leyes básicas del periodismo es que la muerte interesa mucho más que la vida.
No existe nada tan universal como la muerte. Nadie está libre del temor de que su vida termine abruptamente. No solo las funerarias hacen negocio de la desgracia. En los últimos años hemos podido ver cómo, gracias a los medios, familiares, verdugos o simples personas relacionadas con las víctimas han podido sacar beneficio económico de una experiencia tan traumática como el homicidio de un ser querido.
Y es que, cuando hablamos de la mediatización de la muerte en España, hay dos casos paradigmáticos. Los dos, curiosamente, ocurrieron casi paralelamente –2008 y 2009– en Andalucía. El primero, del 13 de enero de 2008, fue el de Mari Luz Cortés, una niña onubense de cinco años asesinada por un pederasta que debía estar en prisión. Los padres de Mari Luz supieron aprovechar la histeria colectiva que se produjo un año antes en el Algarve luso por el caso de Madeleine McCann, una niña inglesa que fue presuntamente secuestrada o, según las últimas teorías de la policía, asesinada por una negligencia de sus padres. El caso Madeleine, como fue denominado por los medios de comunicación, dio la vuelta al mundo y los padres consiguieron entrevistarse hasta con el papa Benedicto XVI para que les ayudara en su búsqueda. Aún hoy, el paradero, el destino de la menor y la implicación de sus padres sigue siendo un misterio.
El cuerpo de Mari Luz, por el contrario, fue encontrado en un muelle del puerto de Huelva tres meses después de su desaparición. Sin embargo, sus padres no encontraron descanso. Juan José Cortés comenzó una meteórica carrera mediática que le llevó de entrevistarse con el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y a ayudar en la producción del telefilm de Antena 3, Días sin Luz. Finalmente, Cortés acabó como asesor legal del Partido Popular. Pese a no tener conocimientos en la materia, encabezó un movimiento en favor de la implantación de la cadena perpetua en España, iniciativa que se vería fuertemente alimentada por otro caso que sacudió a la opinión pública del país: el asesinato de una joven sevillana llamada Marta del Castillo. Sin embargo, a Cortés su supuesta implicación en un ajuste de cuentas con tiroteo incluido le costó temporalmente su puesto en el PP. Tras ser declarado inocente por homicidio en grado de tentativa, Cortés volvió a la política como asesor del alcalde de Sevilla, el popular Juan Ignacio Zoido, cargo en el que permanece a día de hoy.
Un año después, será en la capital hispalense donde se produzca el suceso más mediático de los últimos 20 años, con el permiso de otra andaluza, la malagueña Rocío Wanninkhof, asesinada entre Marbella y San Pedro de Alcántara por el mismo homicida que acabó con la vida de Sonia Carabantes. El caso de Marta del Castillo es de sobras conocido: esta chica fue asesinada y supuestamente arrojada al río Guadalquivir por Miguel Carcaño, su ex novio y asesino confeso. Los padres de la menor comenzaron una fuerte campaña mediática centrada en encontrar el cadáver y que a la vez, de la mano de Juan José Cortés, se instaurara la cadena perpetua para Carcaño. Incluso se llegó a solicitar el restablecimiento de la pena de muerte.
La muerte en la época del social media también se vive diferente y, tanto Mari Luz como Marta sirvieron de pretexto para grandes manifestaciones, convocadas por las redes sociales, que pedían la vuelta de la pena máxima, derogada en 1978 mediante la aprobación de la Constitución Española. La campaña digital se compaginó con la recogida de firmas en la calle y líneas de autobús.
–Firme, aquí, es para lo de Marta –decían cada día señoras mayores en el autobús.
–No señora, no es para Marta, es para la cadena perpetua –solían responder solo unos pocos.
La campaña consiguió 1,6 millones de firmas, que fueron presentadas en el Congreso de los Diputados. Finalmente, el proyecto de ley de Cortés y los progenitores de Marta del Castillo fue rechazado por anticonstitucional, aunque años más tarde Alberto Ruiz Gallardón haya redactado como ministro de Justicia ese eufemismo de la “prisión permanente revisable” para introducir la cadena perpetua en el sistema penal español.
Entre las familias de los presuntos homicidas o asesinos confesos la promesa de dinero fácil hizo que familiares y acusados quisieran sacar tajada al ver negocio a la vista. La hermana de Santiago del Valle, el asesino de Mari Luz, desveló su participación en el crimen apareciendo en Telecinco en el El Programa de Ana Rosa. Esta mujer acusó a Telecinco de haber forzado su testimonio. Al final, nueve periodistas, incluida la propia Ana Rosa Quintana, acabaron imputados por coaccionesy Rosa del Valle fue condenada a nueve años de prisión como cómplice de su hermano. Rosalía García, la madre de El Cuco, el menor acusado de colaborar con Carcaño en el asesinato de Marta del Castillo, recibió 10.000 euros por ser entrevistada en otro espacio de Telecinco, La Noria. El pago de tal cantidad supuso tal indignación que en las redes sociales se pidió la retirada de anunciantes del programa. En un caso sin precedentes en la televisión en España, las empresas que pagaban publicidad en el programa de Jordi González dejaron de hacerlo, abandonando a su suerte a La Noria, que acabó cancelada.
Y es que la expectación era tal que incluso fue necesario poner medidas extras de seguridad en los Juzgados del Prado de San Sebastián de Sevilla. Tres grandes fuerzas se dieron cita en las puertas de la misma. Por un lado, los periodistas acostumbrados a cubrir tribunales y sucesos, enfrentados desde tiempos inmemoriales con la siguiente fuerza, los paparazzi de la prensa del corazón, que, según los autodenominados profesionales, habían roto el código de honor en el que los periodistas colaboraban y se ayudaban entre sí. Cuando los paparazzi llegaban, la tensa tranquilidad del juzgado se transformaba en codazos y zancadillas por doquier, en un largo combate para captar el mejor plano de los acusados. Finalmente, y esta fuerza fue desmoronándose conforme el juicio avanzaba, encontrábamos a la multitud enfurecida que pedía justicia y quería tener su momento de gloria en el Telediario.
Los medios, tanto los tradicionales como la prensa del corazón, terminaron configurándose como una nueva acusación que creó un clima de linchamiento hacia los acusados. Un linchamiento que empezó desde el principio del proceso, antes de que hubiera ninguna clase de prueba concluyente. Y en el que pedían un jurado popular, el mismo tipo de jurado que condenó injustamente a Dolores Vázquez durante el caso Wanninkhof debido al juicio paralelo de los medios de comunicación. Esta mujer, la mejor amiga de la familia de Rocío, llegó a ser condenada por el asesinato de la joven hasta que se descubrió que Tony King, el británico que acabó con la vida de Sonia Carabantes, era el verdadero homicida de la joven Wanninkhof.
Una de las consecuencias más curiosas del revuelo mediático con el caso de Marta del Castillo la observamos en la industria musical. Cantantes como Andy & Lucas, Diana Navarro, Mowlihawk, Sergio Contreras o el mallorquín Fraag –con frases como “hablo de Marta del Castillo / un ángel caído del cielo”– han aprovechado el tirón mediático del asesinato para presentar canciones en un homenaje muy oportuno a la sevillana. Melendi, por su parte, se ofreció a pagarles a los padres de Marta las costas del juicio contra el hermano y el amigo del asesino, unos 2.462 euros.
La utilización política de un crimen para instaurar la cadena perpetua o el desarrollo de una carrera política, unidos al drama personal de Dolores Vázquez, que ha tenido que trasladarse al Reino Unido, nos muestran la necesidad de evitar los circos mediáticos e intentar que la actualidad política y social no sea dirigida por el último suceso que incendie las redes sociales.