Aquellos maravillosos años (The wonder years, en la versión original) fue producida por la cadena norteamericana ABC y estuvo seis temporadas en antena (en USA), entre 1988 y 1993.
Ya en 1988, con apenas seis episodios emitidos, ganó un premio Emmy a la mejor serie de comedia.
La idea era relativamente sencilla; un niño llamado Kevin Arnold (interpretado por el actor Fred Savage) contaba sus vivencias a finales de los años sesenta, pero lo hacía siendo ya un adulto. Es decir, que la voz en off de un Kevin con treinta y tantos años de edad se convertía en un narrador externo que se refería a los acontecimientos con la doble perspectiva del tiempo transcurrido y de la madurez personal. La fórmula no era en absoluto innovadora, pero el éxito de la serie se fundamentaba en elementos ajenos a la originalidad de la idea o el planteamiento argumental.
De entrada, los guiones eran excepcionales, a nivel de calidad. Es cierto que los conflictos de los protagonistas no se alejaban mucho de los de cualquier otra serie norteamericana para todos los públicos. La familia de Kevin no era muy distinta a las que aparecían en otras producciones y pretendían ser referentes del ideal estadounidense, pero los personajes tenían una profundidad psicológica y una coherencia interna muy infrecuentes, y se alejaban de forma muy sutil de los cómodos clichés televisivos y cinematográficos de la época.
Kevin y su familia no sólo eran encantadores; también eran creíbles, entrañables y carismáticos, y poseían un lado sombrío de lo más estimulante. Kevin, además, estaba perdidamente enamorado de su vecina Winnie Cooper, una preciosa e interesante chica de su edad que lamentablemente (para él) era mucho más alta. Esta circunstancia, por cierto, tuvo consecuencias muy curiosas.
Winnie, interpretada por la actriz Danica McKellar, iba a ser un personaje muy secundario, pero su potente presencia sedujo a los productores y la convirtieron en un personaje protagonista. La enorme diferencia de altura entre ella y Kevin, sin embargo, provocó que durante la segunda y la tercera temporadas se alejaran bastante a nivel personal y no coincidieran demasiado en los planos. Para Kevin, sin embargo, siempre fue su amor platónico e insustituible. Esta circunstancia puramente accidental dotó a los guiones de un aura de desamor trágico, casi Shakespeariano.
Creo que es de justicia recalcar la importancia de la banda sonora, compuesta por canciones (muy bien escogidas) de la época en la que transcurre la acción, y que casi siempre se adaptan a las circunstancias argumentales con notable elegancia.
El mejor amigo de Kevin era Paul Joshua Pfeiffer, interpretado por Josh Saviano. Paul era judío, superdotado, alérgico múltiple y poco atractivo físicamente, aunque era muy aguerrido (a su manera) e incuestionablemente leal a sus amigos.
Aquellos maravillosos años, en definitiva, era una serie icónica, nostálgica y maravillosamente producida. En teoría trataba sobre una familia norteamericana de clase media de finales de los años sesenta del siglo XX, pero en el fondo hablaba de todas las familias, y en esa habilidad para tratar temas universales y hacerlo con lucidez, inteligencia y precisión, además de una ternura y un sentido del humor poco comunes, radicaba buena parte de su enorme y merecido éxito.
Como curiosidades secundarias:
Ninguno de los tres protagonistas principales siguió vinculado al mundo de la interpretación, aunque Fred Savage ha llegado a ser un director bastante reconocido. Ha dirigido capítulos de hasta cincuenta series televisivas distintas, incluida la muy laureada Modern Family.
Paul, el mejor amigo de Kevin, inspiró directamente el personaje de Milhouse Van Houten, el mejor amigo de Bart Simpson en Los Simpson. Y además de eso, el actor John Saviano fue protagonista de una curiosa leyenda urbana; durante mucho tiempo corrió el bulo de que era el cantante Marilyn Manson. Y la verdad es que si comparáis fotos de ambos se entiende perfectamente.