Fotografía: Fabricio Triviño

Hay políticos que parecen vivir en un reality. Sólo hay que ver al presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy,  y a la Unión Europea. Creer vivir en una ficción no les exime de sus responsabilidades, porque las decisiones que toman  afectan a los ciudadanos, aunque crean que estos son, también, personajes ficticios. Antes de conquistar el cielo, los aviadores practican en  simuladores de vuelo. Las series de televisión,  Borgen o El ala oeste de la Casa Blanca son un buen banco de pruebas para los políticos en prácticas.
 
Ahora Madrid, la formación liderada por Manuela Carmena, ha decidido anular los castings a los que se sometieron los músicos callejeros de la capital en diciembre de 2013. El coordinador de la concejalía de Comunicación de Cultura y Deporte, David Corminas, ha anunciado el cese de estas prácticas. La idea fue de Ana Botella y su equipo. A eso me refiero cuando hablo de realities, a esa realidad paralela que no sólo domina los programas de televisión. Cabe la posibilidad de que Botella y su equipo se tomaran demasiado en serio  aquel famoso programa llamado Operación Triunfo, sin caer en la cuenta de que la calle no es un plató. La calle es la intemperie, un lugar donde el frío y el calor molesta. Y casi todos los que están ahí, con acordeón o guitarra, no están por amor al arte.
 
Hace unos años, junto a un amigo, desenfundé por primera vez una guitarra en Madrid, en el metro. Recuerdo que era un domingo de septiembre. A penas había gente. Un olor a hierro y un eco que chirría nos envolvían en un aura de tierna ingenuidad. Un chico se paró con nosotros y tocó una canción. Mientras lo hacía, una mujer se acercó y le dio 500 pesetas. Durante el resto de la tarde no vimos ni una moneda más. Tampoco se nos pidió cuentas de nada. Éramos dos voces acompañadas por el incansable rasgueo de las guitarras, ajenos al resplandor del aplauso y sin tener que pasar ningún examen. Decidir el arte o la capacidad que tiene –o no tiene–  un músico ambulante no debería estar en las manos de un ayuntamiento. 
@cercodavid  

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