Con la colaboración de Queralt Castillo

Fotografías: Ismael Llopis (Momo-Mag)

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No han necesitado ni tres semanas para conseguir con Jo competeixo lo mismo que en sus anteriores tres trabajos: ser el disco más vendido de España. La novedad es que es el primero que ha contado con un productor, el norteamericano Jake Aron, quien ha colaborado con artistas como Grizzly Bear, Jamie Lidell o Chirlift. Uno de los motivos por el que lo escogieron a él fue porque no los conocía. Guillem Gisbert, Roger Padilla, Martí Maymó y Arnau Vallvé han madurado respecto a cuando empezaron ocho años atrás y no quisieron productor porque consideraron que con esta figura serían menos Manel.

Debe de haber pocos lugares que le queden tan bien al grupo catalán como el barri de Gràcia de Barcelona. Precisamente allí nos han citado. Y bien temprano: a las diez de la mañana de un miércoles de finales de abril que parece de principios de marzo. El cielo está totalmente encapotado, hace un frío moderado y la amenaza de lluvia no deja lugar a hacer demasiadas frivolidades al aire libre. Aun así, la entrevista tiene lugar en la terraza del Café Flanders de la plaza Antoni Rovira i Trias. La mayoría de los Manel ha llegado en moto. Y ya han vendido gran parte de las entradas para sus conciertos veraniegos.

¿Consideráis que en Jo competeixo están gran parte de las mejores canciones de Manel?

–Roger: Sí [ríe]. No, no, es difícil de saber. Son las mejores que hemos hecho ahora, pero nunca lo hemos pensado en estos términos que comentas.

–Guillem: Siempre me ha sorprendido que cuando salen discos, en general, es una respuesta muy típica decir “éste es mi mejor disco” o “éste es mi disco más maduro”. Me hace gracia porque realmente me cuesta mucho pensar que se lo creen cuando lo dicen. Que algo es mejor o más maduro es muy complicado de saber y de juzgar en el momento que se publica algo. Quizá con los años se puede apreciar mejor, pero igualmente es muy complicado. Ahora mismo las canciones que acabamos de hacer están en lugares muy diferentes dentro de nuestra cabeza que las que hicimos hace ocho, seis o cuatro años.

–Martí: Evidentemente siempre le tienes más cariño a lo que acabas de hacer porque es lo que te apetecía hacer en este momento concreto. Nos apetece más tocar en directo canciones de Jo competeixo que del primer disco, pero esto no quiere decir que para nosotros sean mejores o peores. De hecho, creo que somos las personas menos indicadas para valorarlo.

–¿Os importan mucho las críticas de los periodistas y el público? Ahora que ya hace algunas semanas que ha salido a la venta el nuevo disco, imagino que tenéis una primera visión de cómo ha sido recibido.

–G: Si en la pregunta hay la palabra ‘mucho’ mi respuesta es que no, que no nos interesan mucho. Hay críticas que explican algún aspecto interesante y otras que no.

–R: Cuando acabamos de grabar el disco y aún no lo había escuchado nadie, gracias a las entrevistas que nos hicieron fuimos descubriendo cosas. En este sentido es interesante escuchar las opiniones y ver cómo la gente ha recibido nuestro trabajo. Descubres aspectos que no te habías imaginado.

–Hace un año y medio que no subís a un escenario.

–M: Es una cosa que ya nos ha pasado otras veces. Sí que es verdad que cada vez que tocas una canción, la canción mejora. Incluso al final de alguna gira hemos pensado: “si ahora gravásemos las canciones seguramente podríamos hacer cosas mejores de las que hicimos”.

–R: Pero llegaremos preparados al primer concierto.

–Arnau: Supongo que es lo mismo que les pasa a las obras de teatro cuando se estrenan.

–Hay canciones del nuevo disco, como La serotonina, que cuesta imaginar cómo sonarán en directo. ¿Quizá en los conciertos vuestro sonido se parecerá más al de los otros discos?

–G: En el segundo disco, 100 milles per veure una bona armadura, que tenía muchos arreglos de vientos y cuerdas, el directo ya fue muy diferente del disco. No creo que sea más diferente ahora que hace seis años, ya que no hemos sido nunca un grupo que reproduzca en el directo lo mismo que suena en el disco. Las canciones las planteamos diferente. Aunque quizá sí que habrá un teclado que nunca habíamos utilizado, pero en momentos muy puntuales.

–R: No creo que se note mucho cambio.

–G: ¿Es importante que en directo la canción suene igual que en el disco? Cuando voy a un concierto, si tengo que decir veinte cosas sobre él, ninguna de ellas es si se parece al disco o no.

–Que se lo digan a los fans de Bob Dylan.

–M: Bob Dylan lo que hace mucho es cambiar la melodía, en directo.

–A: En su caso no reconoces la canción hasta que lleva dos minutos sonando.

–R: Él ha evolucionado mucho desde que empezó su carrera, pero es que viene de una tradición folk en la que ya es habitual que las canciones suenen muy diferentes en directo que en el disco. En cambio, nosotros sí que intentamos que la canción sea la misma, aunque la adaptemos.

–R: A veces pasa sin querer. Vas tocando y descubres cosas que funcionan mejor.

–M: En el anterior disco, Atletes, baixin de l’escenari, había canciones que hubiésemos podido tocarlas igual en los dos formatos y de todas maneras acabamos modificando cosas.

–G: La opción Dylan, al fin y al cabo, es una estrategia para mantener viva la canción. El propio músico desconecta absolutamente si está 50 años tocando la misma canción de la misma manera. Si Bob Dylan tuviese que tocar actualmente Blowing in the Wind con una guitarra acústica y con el mismo ritmo de hace 50 años, no la tocaría.

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En una de las entrevistas que os han hecho a raíz de la salida de Jo competeixo decías que pensáis que el pop no tiene porqué meterse en temas políticos. ¿No consideráis que estamos viviendo un momento sociopolítico en el que a la música le toca hacer algún papel?

–G: No.

–R: No tiene por qué. Simplemente es una opción.

–G: ¿Tú crees que sí que tiene que hacer algún papel?

Simplemente pregunto. Me he encontrado grupos o cantantes que defienden la postura contraria a la vuestra.

–G: Yo entiendo que haya gente que lo piense y me parece muy bien que sea así. Pero no tiene que ser una condición sine qua non a la hora de hacer música.

–R: No tendría que haber ninguna condición. Que cada artista haga lo que quiera.

Pero sí que es verdad que el público y la crítica tienen una tendencia especial a buscar un segundo sentido a vuestras canciones.

–G: Está muy bien que la interpretación personal de las canciones, ya dejando de lado el tema político, exista. Es una cosa muy bonita.

–R: Es lo que te decía antes. Lo vas descubriendo cuando publicas el disco y la gente lo empieza a escuchar. O cuando hablas con periodistas. Es curioso.

¿Creéis que Manel es un producto que apareció en el momento, 2007, adecuado? ¿Hubiese funcionado igual de bien si hubiese aparecido en el 2000 o ahora?

–G: Evidentemente no somos cuatro personas que están en una probeta de un laboratorio ajenos a su coyuntura. El hecho de que fuese en el 2007 claro que juega un papel importante.

–M: Pero no tenemos ni idea de qué hubiese pasado si hubiese salido antes o después. A nosotros nos fue muy bien, aunque creo que ningún grupo al que le haya sucedido esto lo hubiese podido imaginar con anterioridad. Por muy optimistas que sean sus componentes.

En Jo competeixo hay referencias a Antònia Font, a Amy Winehouse o a Juan Luis Guerra. ¿Son homenajes o simplemente sirven para construir las canciones?

–G: Por ejemplo, las referencias a Antònia Font o a Mishima al final de La serotonina no son un elemento para construir la canción porque la canción ya estaba construida. Simplemente son un pequeño guiño; pequeñas bromas que te apetece incluir una vez la canción está hecha. Sabotatge funcionaría igual sin la referencia a Amy Winehouse.

–R: Se pueden considerar homenajes en el sentido de que son cosas que nos gustan.

–G: Claro, no pondríamos cosas que no nos gustan.

–R: En el caso de La serotonina sí que La bilirrubina es un punto de partida.

¿En vuestra vida personal habéis tenido problemas con la serotonina?

–G: No, no.

–R: No, está directamente inspirada en La bilirrubina de Juan Luis Guerra.

Está muy de moda la colaboración entre grupos. Pienso en La Pegatina, por ejemplo, que en su último disco tiene siete canciones con otros grupos. ¿Por qué vosotros no lo habéis hecho hasta ahora?

–A: Nos lo estamos guardando para hacer una cosa diferente en nuestro próximo disco.

¿En serio?

–A: No, no. Es broma [ríe].

–R: Estos cameos siempre han sucedido entre grupos de diferentes generaciones. Hay grupos jóvenes que les piden participar a grupos consolidados y a la inversa. Pero en nuestro caso, de momento, no ha tenido lugar.

–G: Que yo recuerde cantamos una canción en un concierto de Mishima, otra en uno de Antònia Font…

–R: También hemos colaborado en directos de Port Bo.

–M: Y cantamos en un disco de Marina Rossell e hicimos una versión de Con un beso me bastó con Nacho Vegas.

–A: Aunque sí han colaborado con nosotros muchos instrumentistas.

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Dentro del extenso apartado de cosas que os han pasado como Manel, ¿encontráis especialmente significativo el haber sido el disco más vendido en España cantando en catalán?

–R: No. Cuando pasó por primera vez no sabíamos que existiese la posibilidad de que sucediera y nos sorprendió. Estábamos ensayando, nos lo dijeron, brindamos un momento y seguimos ensayando. Es una anécdota más que no la vas a buscar, aunque hace ilusión y el titular impresiona.

Y aunque haya vuelto a pasar tres veces, con todos vuestros discos veo que tampoco os ha impresionado demasiado.

R: Piensas en las cifras y en la comparación que comentaron con Joan Manuel Serrat y Lluís Llach, pero es un titular un poco descafeinado.

–G: Las nuevas generaciones nos tenemos que ir acostumbrando a despedirnos de esta noticia y de este titular. Nos impresiona como frase porque aún llevamos la mochila de lo que quería decir durante el siglo XX, la época potente de la industria discográfica. Pero hoy en día la importancia que tiene la venta del disco es insignificante comparada con las escuchas en streaming o las visualizaciones en Youtube. Y este hecho irá a más. Al final lo de vender discos…es muy posible que de aquí diez años no estemos ni expresándonos en estas palabras.

–R: Cuando nosotros no seamos el número uno en ventas diremos que no tiene valor este hecho.

–G: Exacto [ríen]. Es como cuando no llegas a la final de la Copa del Rey.

–R: O a la de la Champions.

¿En el proceso de producir el disco pensáis en un fan que lo escuche en orden de la primera a la última canción?

–G: Nosotros venimos de donde venimos, y sí que cuando lo haces piensas el disco de esta manera.

–R: Intentas que haya un viaje más o menos fluido.

–A: Yo hace mucho que no escucho un disco entero en orden. No sé si la persona que se compra el disco de Manel lo hace o no, pero cada vez más me cuesta más imaginar el formato disco como algo que alguien escucha de arriba abajo sin parar. Aunque de todas maneras, como el formato aún es éste y aún van seguidas las canciones, tienes que pensar un orden y que este orden funcione lo mejor posible.

–R: Es algo que pensamos en el momento de enviarlo a fábrica.

Tenéis canciones como BBVA, Temptacions de Collserolla o Arriba l’alba a Sant Petersburg en las que describís espacios físicos reales. ¿Habéis pisado el terreno para crearlas?

–R: Arriba l’Alba a Sant Petersburg está hecho con Google Street View.

–G: En el caso de BBVA sí que son lugares que más o menos conozco. Cuando estás pensando en un pueblecito del sur de Francia puedes decir Estagel o puedes decir cualquier otro. Puse éste porque a mí me gusta. Con Lausana pasa un poco lo mismo.

En Temptacions de Collserola pensé que como tú, Guillem, eres aficionado a la bici de montaña, quizá estaba inspirada en tus excursiones por las sierras barcelonesas.

–G: Tiene un punto de esto y de que El Puig d’Olorda, por ejemplo, aparece en la canción porque rima con ‘oa’.

Tenéis un público muy heterogéneo que va desde mi padre, que es fan vuestro y que hasta vuestra aparición nunca había escuchado música en catalán, a chavales de dieciséis años. ¿Pensáis en toda esta variedad de gente a la hora de componer?

–R: No, no lo hicimos cuando empezamos y nos dimos cuenta que en los conciertos había abuelos, niños y padres, y tampoco lo hacemos ahora. Si te pones a pensar en gustar…

–M: Tengo la sensación de que siempre que uno piensa en estas cosas acaba concluyendo que es imposible gustarle a todo el mundo.

–R: Ya es suficientemente complicado que a nosotros cuatro nos guste lo mismo como para que encima pensemos en gustarle a todo el mundo. Lo importante es que los cuatro estemos motivados con las canciones que hacemos.

–M: Una vez acabado el disco quizá sí que pensamos si le va a gustar a tu padre. ¿Por cierto, le ha gustado? (ríe)

Pues mira, lo llevo aquí para regalárselo al llegar a casa firmado por vosotros.

–M: En realidad no sirve de nada que se lo enseñemos a nuestros propios padres para tener una idea de a quién le va a gustar porque ellos nunca nos dirán que lo que hemos hecho es una mierda.

–G: Aunque quisiéramos gustarle a todo este público heterogéneo sería muy complicado saber qué cosa gusta a cada uno.

–M: O si gustará la canción cuando aparezca en público un año después de que haya sido creada.

–A: También nosotros vamos cambiando de gustos, igual que tu padre.

Algo que se relaciona con el público heterogéneo es que tocáis en festivales muy diferentes. Por ejemplo, este verano lo haréis en el de Cap Roig y en el Arenal Sound.

–G: Esto es una suerte. Precisamente lo del público transversal te permite estas cosas. Para alguien que se dedica a la música es magnífico. Tocar en el Grec o en el Arenal no tiene nada que ver, pero la experiencia de compaginarlo es maravillosa. Haces cosas muy diferentes.

–R: El espectáculo puede ser casi igual, pero la experiencia es muy diferente.

–G: También es una suerte tener suficiente cintura como para poder hacer salas y teatros. Cuando empezamos básicamente hacíamos teatros. El tema de las salas lo fuimos trabajando a medida que pasaron los años.

¿Tenéis algún tipo de ritual a la hora de crear el disco? Por ejemplo, ¿alguna vez os habéis encerrado en algún lugar en plan monacal para componer?

–R: Nunca hemos hecho un intensivo.

–G: Trabajamos día a día, pero eso sí, día a día. Queremos tener una constancia.

–R: Por separado y en común.

–M: Siempre hemos pensado que era bueno grabar el disco en nuestra ciudad y no estar pensando en él las veinticuatro horas del día. Aunque esta vez, sin embargo, hemos ido a Estados Unidos y durante un mes hemos estado concentrados en el tema.

–R: Pero con las canciones ya hechas. Ha sido durante el proceso de grabación, no de creación.

¿Cuál fue vuestro peor concierto?

Al unísono: El primero.

–R: El primero y uno que hicimos en Brighton.

–M: Fue la primera vez que tocamos fuera de España. Fue en un pub e intentamos hacer los mismos parlamentos entre canción y canción que hace habitualmente Guillem, pero en inglés.

–G: Había dos personas, sólo dos seres humanos.

–R: Quizá había veinte, pero dándonos la espalda.

–M: Imagínate el típico pub inglés donde la gente va  a tomarse una pinta al salir del trabajo. Y allí se encuentran a cuatro tíos haciendo lo que hacemos nosotros.

–G: Cuatro tíos con un inglés macarrónico y diciendo animaladas entre canción y canción.

–R: Fue un concierto chungo pero nos lo tomamos con humor.

¿Algún ritual antes de salir a los conciertos?

–M: Yo me ato y me desato los zapatos.

–R: Cinco veces.

–G: No es verdad esto.

–M: Que sí, fíjate, lo hago siempre.

–A: ¿Te atas y desatas los zapatos?

–M: Bueno, simplemente me los ato bien.

–R: Yo creo que se lo están inventando.

Una sala donde os gustaría tocar y aún no lo hayáis hecho.

Al unísono: La Paloma.

–R: A ver si finalmente la vuelven a abrir.

¿Puede que el ukelele regrese a Manel en el futuro?

–G: Estamos esperando a ver si se pone de moda, y entonces, ¡pam! [ríe].

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