Dos titiriteros en prisión preventiva y con una grave acusación en camino. Je suis Charlie, decían meses atrás. Increíble. Hay un problema de fondo en la absoluta incomprensión por parte de un sector no menor de la población de lo que es la ficción y la permanente confusión de lo que en ese espacio ficticio sucede (lo que piensa o dice un personaje) con las opiniones personales de los propios autores. Es una confusión propia de sociedad analfabeta. Y parece que va a más con esta neoinquisición. Glups.

A uno puede no gustarle una obra de ficción, considerarla inadecuada para niños o de mal gusto. Incluso una mierda. La censura ya es demasiado triste de por sí. Encarcelar a los autores nos pone en un nivel casi inaudito en Occidente. Estamos en España. País en el que, recordemos, no es delito llevar una cruz gamada o que exista una Fundación llamada Francisco Franco que recibe subvenciones públicas. Un país en el que un estadio de fútbol jalea a un maltratador o exhibe una pancarta en la que se lee «Shakira es de todos», sin que pase absolutamente nada. 

No me extraña ni me preocupa demasiado la actitud de cierta prensa, ni las formas del Tea Party madrileño. Están en su línea de agitación-propaganda, buscando guerras culturales, una detrás de otra, porque es un terreno en el que se saben fuertes. Sí me parece bastante preocupante la actitud de unos padres que en lugar de sacar a sus hijos de una representación que consideran inadecuada o de encararse con los titiriteros y reprocharles el contenido de la obra, optan por llamar directamente a la policía y poner una denuncia por «enaltecimiento del terrorismo» (ojo, con todas las letras). O dio la casualidad de que eran miembros de la ejecutiva de la Asociación de Víctimas del Terrorismo o (lo que voy a decir es fuerte, pido perdón de antemano si a alguien le molesta) forman parte de esa clase de personas que en otras épocas denunciarían al vecino ante las autoridades de regímenes no demasiado amables. 

Dicho esto, al ritmo que vamos va haber que pedir permiso para decir palabras como: tETA, BarcelonETA, casETA, comETA, braguETA. Y es que sí, algunos parecen obsesionados en que ETA siga existiendo porque era tremendamente útil para sus intereses partidistas.

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