Qué vergüenza ser sastre de algunos trajes. Qué deshonra haber medido algunos cuerpos para disfrazar a tanto mamón con “caché”. Y qué desgraciados objetos mal utilizados para tal enmascaramiento. Pobres las tijeras que cortaron la tela, la tiza que marcó los patrones, la aguja e hilos que tejieron el trabajo de los sastres para vestir a los golfos distinguidos de España. Pobres objetos que fueron arrojados a la humillación de participar en la confección de indignas vestiduras, obligados por las manos de sastres igual de indignos que los destinatarios de tales trajes. Los trajes que visten la mentira, la manipulación, la casta de Iglesias o la aristocracia de Pérez-Reverte, como prefieran. Sabemos perfectamente quienes son, lo sabíamos ya. Se les nota por sus vestimentas, sus carruajes y por su complicidad en sus discursos. Se les nota por la mano que empuña la batuta que marca la música de sus privilegios, a la vez que nos dictan el compás de una triste melodía a los demás. Se les nota por el olor que desprende el miedo a perder esos privilegios, y se nos distingue de ellos por la indignación. Una indignación de olor sincero, claro.

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El pasado noviembre, el Presidente de la Comunidad de Extremadura en rueda de prensa desmintió la veracidad de las noticias referidas a su supuesto “robo de fichas” 1 públicas. La compra de billetes de avión con fines privados cuando era senador con dinero público, no solo fue negada sino que el tono del Presidente fue propio de un indignado. Por si fuera poco, además, se erigió como un solitario abanderado de la anticorrupción, reafirmando su postura como digna de lucha y causa real de tantos ataques a su persona. Cuando escuché estas palabras en el televisor, mi olfato me alertó del tufo a miedo y supe que mentía. Pocos días después prometió que devolvería todo el dinero, curiosamente manteniendo el papel de víctima.

El Perdón exhibido por televisión. La víctima arropada por parte de la aristocracia de su partido y de mano de Rajoy entre aplausos y primeros planos de sus propias lágrimas de cocodrilo, parece la estrategia elegida para eludir responsabilidades políticas o éticas, que no legales2. ¡Dios lo bendiga! Y nosotros lo perdonemos, Amén.

Pero no solo hay sastres para trajes confeccionados a medida, únicos y pagados con dinero público. Existen otros sastres que visten con dignidad a muchos otros. Como los electricistas y albañiles, estudiantes y profesores, médicos y enfermeros, parados y jubilados, padres y abuelos, escritores y lectores, también existen los sastres indignados.

( 1 ) Según la RAE. Robo./ 1. m. Acción de robar. Robar. 9. tr. En el dominó, tomar fichas.

( 2 ) Actualmente es legal en nuestro país que cualquier parlamentario español pague con dinero público sus viajes privados.

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