Con suspense. Así termino la final femenina de Wimbledon el pasado sábado entre Serena Williams y Garbiñe Muguruza. La juez de línea decidió convertirse en protagonista en el último momento tras cantar la bola fuera, dudando si rectificar para finalmente mantener su palabra y permitir a Serena Williams, la todopoderosa jugadora de Michigan, alzarse con su 21º major, quedándose a sólo un título de Steffi Graf, quien ostenta el liderazgo en títulos de Grand Slam desde que comenzara la era Open en 1968.

Pero Serena quiere más. Es ambiciosa como pocas y la derrota o la retirada están prohibidas en su abecedario tenístico particular. Las 24 conquistas de Grand Slam que coronan a Margaret Court como la jugadora más laureada de la historia del tenis (fuera de la era Open) podrían tener los meses contados si la gran tenista estadounidense continúa con ese nivel de juego y prestaciones, todo un hito a punto de cumplir 34 años. Las primaveras parecen no cumplirse para la pequeña de las Williams, quien superó a su hermana Venus hace ya lustros.

En la final del sábado, Serena se vio contra las cuerdas durante el primer set contra una acertada y contundente Muguruza, sin duda el diamante por pulir con más quilates en los últimos 20 años del tenis femenino español. Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Ahí donde aparecieron los nervios de la bisoña hispano-venezolana, el bagaje de 24 finales de Grand Slam anteriores de Serena acudió a su rescate, templando su juego y subiendo la efectividad de su servicio así como la precisión de su resto, largo, donde duele, bordeando la línea de fondo.

Una vez conseguido el primer set, Garbiñe sintió sobre sus hombros la culpa de no haber aprovechado sus oportunidades. Serena te da una opción, no más. Y menos en hierba en la final del All England Club. La estadounidense empezó a conectar aces a la cruceta a 200 kilómetros por hora, velocidad que no llegan a alcanzar muchos jugadores del circuito masculino. Muguruza cambiaba de lado cabizbaja como aquel que esquiva grandes olas con la frustración de querer surfearlas.

Tras arrasar durante cuatro juegos consecutivos, llegaba el momento de cerrar el partido. Ese viacrucis particular que solo los grandes tenistas mentalmente preparados suelen solventar con garantías. Y digo suelen porque incluso los genios de la raqueta han tenido sus momentos de debilidad y nervios a la hora de servir para ganar un campeonato. Aun con 20 Grand Slam en su mochila, Serena perdió por dos veces su servicio llegando a dar alas a Muguruza quien –espoleada por el respetable de la central de la catedral del tenis– llegó a servir para empatar el segundo set a cinco juegos. Es ahí donde el poso –por un lado– y la suerte (Serena se puso 0-30 tras una bola que toco en la cinta y se quedó muerta del lado de la hispanovenezolana) de la campeona hicieron el resto.

De esta manera, la pequeña de las Williams conseguía el denominado Serena Slam por segunda vez. La leyenda del tenis femenino ha conseguido cuatro majors consecutivos en dos temporadas diferentes enlazando el US Open del año pasado con el Open de Australia, Roland Garros y Wimbledon de esta temporada. Su gran mérito es haberlo conseguido trece años después de la primera ocasión entre Roland Garros de 2002 y el Open de Australia de 2003. Si gana el US Open, se unirá al selecto club de Maureen Connolly, Margaret Court y Steffi Graff de ganadoras del Grand Slam clásico (vencer en los 4 torneos más importantes del año)

Serena Williams won her eighth Key Biscayne, Miami Open title while she has not been beaten in 2015, this is her 21-match winning in a row! ...only three women in the history of tennis had won an event eight times or more: Chris Evert, Martina Navratilova and Steffi Graf, which is about as esteemed list as you can get. After a dominant 6-2, 6-0 over Carla Suarez Navarro in the finals of the Miami Open, Serena Williams can be added to it.  Ref: http://ftw.usatoday.com/2015/04/serena-williams-miami-open-record-martina-steffi-most-wins-at-a-tournament Despite Saturday's hammering, Suarez Navarro can be happy with her week in Miami where she captured some big scalps including that of Serena's elder sister Venus Williams in the quarter finals. Ref: http://edition.cnn.com/2015/04/04/tennis/serena-williams-miami-open/ Key Biscayne, Miami, Florida.

Luces y sombras

No todo han sido victorias y ceremonias de trofeos para Williams. También ha habido claroscuros y momentos trágicos durante su trayectoria. La mayoría de ellos provenientes de fuera de las pistas. El primero tuvo lugar en 2001 cuando la trayectoria ascendente de Serena se vio empañada por episodios de intolerancia racial en Indian Wells. En el torneo de Cayo Vizcaino la pequeña de las Williams fue abucheada por un pequeño grupo de espectadores. Tras no detenerse el partido y terminar retirándose del mismo, Serena anunció que no participaría más en el torneo, como venganza al no haber recibido una disculpa formal por parte de la organización. Este año 2015 levantaría el veto al torneo, siendo uno de los pocos retos que le quedan por conseguir a la tenista.

Además, durante toda su carrera, Serena ha sido objeto de estudio por su gran corpulencia y musculatura, habiendo sido objeto de análisis y crítica sobre su “falta de feminidad”. No obstante, sin duda el pasaje más desgarrador de su biografía lo protagonizaría el asesinato en 2003 de su hermana Yetunde en un altercado. A sus 22 años, Serena –la menor de cuatro hermanos– sufriría junto al resto de la familia Williams durísimo golpe del que sólo su fe y creencias religiosas parecieron motivarle a seguir adelante.

Retos pendientes

La pequeña de las Williams encarna la bella y la bestia del tenis. Dos caras de una misma moneda como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. La sonrisa perenne de las ruedas de prensa, las exhibiciones y su actitud alegre ante la vida tras superar a críticos tenísticos e intolerantes y mezquinos personajes fuera de las pistas frente a su máscara despiadada encarnando a la Atila del tenis, sin dejar crecer la hierba, la tierra o el cemento allí por donde pasa la furia de la campeona de Michigan.

Algunas ya se frotan las manos ante la retirada del mito. De nuevo pasteles en forma de Grand Slam para repartir. Serena lleva años dejando únicamente migajas a otras campeonas como Sharapova, Henin, Clijsters, Stosur y así un largo etcétera durante más de quince años. Camino de los 34, muchos tenistas en activo habrían dado su brazo ya a torcer y levantado la bandera blanca al paso de nuevas hordas de tenistas jóvenes que vinieran pisando fuerte.

Todo lo contrario. La pequeña de las Williams parece no tener fin. Algunas voces afirman que 2016 puede ser la temporada de la retirada, tras disputar en Río sus últimos juegos. Oras teorías apuntan a que, mientras su tremenda fuerza física le acompañe, no cesará hasta haber superado los 24 Grand Slam de Margaret Court y completado el trébol de grandes en todas las modalidades (solo le faltan en su palmarés los dobles mixtos del Open de Australia y Roland Garros) con la ambición de convertirse en la tenista más laureada de la historia.

Sea como sea, Serena dejará un hueco imborrable en la historia de este bello deporte. Tardaremos años en olvidar los perfectos saques planos, su resto certero y profundo castigando a su adversaria o sus drives y reveses alternando cruzados y paralelos con la precisión de un delineante. Sólo el cuerpo de la campeona marcará su ocaso. De momento, parece que aún no se marchita su ambición de seguir extendiendo su hegemonía. “Game, set & match Williams”.

Imágenes: Wiki Commons

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