Tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial y la aparición de lo que Churchill denominó, con la precisión y la agudeza que le caracterizaban, como El Telón de acero, la humanidad derivó hasta un estado de cosas que no tenía antecedentes desde los orígenes de las civilizaciones; dos superpotencias, equivalentes a los antiguos Imperios, que se habían convertido en enemigas acérrimas e ideológicamente irreconciliables y que no podían resolver aquella tensión con una guerra, que hubiera sido lo natural (desde un punto de vista histórico, al menos). El mundo dividido en dos. Y ambos poseían armamento nuclear, por lo que un conflicto bélico hubiera terminado, casi con toda seguridad, en una hecatombe que no convenía a nadie. Y aquella tensión que siempre había precedido a las guerras y se había resuelto gracias a ellas se convirtió en un estado crónico. Y la tensión crónica es nefasta. Acaba conduciendo a los que la padecen a la paranoia y a la psicosis.

David John Moore Cornwell, más conocido por su pseudónimo John le Carré (Inglaterra, 1931), publicó su primera novela en 1961. Se titulaba Llamada para un muerto, y el protagonista, inevitablemente, era George Smiley. El personaje, inicialmente, poseía ya reminiscencias de los detectives clásicos del género, como el Padre Brown de Chesterton o el Poirot de Christie. Reflexivo, tímido hasta lo enfermizo y con un aspecto físico poco llamativo, pero con fuego en el alma y un intelecto prodigioso. Un dios menor arrojado a  un mundo que no le correspondía, rodeado de seres inferiores a casi todos los niveles realmente importantes.

La guerra fría se vislumbraba como trasfondo argumental, ciertamente, aunque la estructura era aún la de una clásica novela de detectives. En 1962 publicó Asesinato de calidad, también con Smiley como protagonista y con un estilo muy similar.

En 1963 publica El espía que surgió del frío, que es ya una obra con ciertas características distintivas. La guerra fría está muy presente y condiciona a los protagonistas. Es la primera gran novela bélica «fría», por decirlo de alguna manera. Obtiene un enorme éxito de ventas y de crítica. En 2006, una revista especializada (Publishers Weekly) la consideró la mejor novela de espionaje de la historia. En 1965, por cierto, se rodó una adaptación cinematográfica con Richard Burton como protagonista.

Le Carré no genera héroes. Sus personajes, salvo excepciones, no son idealistas a la clásica usanza. La mayoría son burócratas o mercenarios sumidos en un conflicto muy duro. Una auténtica pelea sucia en la que el chantaje, la traición o el asesinato son habituales y aceptables. El honor no tiene cabida, por lo general, pero cuando aparece lo hace con una potencia abrumadora. El autor, todo hay que decirlo, no idealiza en absoluto al ser humano, aunque tampoco es un cínico descreído ni un crítico despiadado.

Tras unos años en que publica varias novelas que no están protagonizadas por Smiley, en 1974 se edita Tinker, Tailor, Soldier, Spy (El topo, en España). En mi modesta opinión es su primera novela realmente grandiosa. Le Carré está en su mejor momento como autor, y la estructura y el desarrollo son sublimes, impresionantes. Los diálogos tienen una fuerza extraordinaria, y la trama es inteligente y densa, trufada de simbolismos y de guiños a los incondicionales de su obra.

En 1979, la BBC produce una adaptación televisiva con el mismo título, que en España (en esta ocasión sí) se tradujo literalmente. Calderero, sastre, soldado, espía. La verdad es que al traducir el título al castellano pierde buena parte del duende que tiene en inglés, a causa de la fonética. Alguien dijo que las obras de los escritores realmente grandes deben resentirse necesariamente con las traducciones, ya que instintivamente tienden a escoger las palabras con una intención eufónica. El primer párrafo de la Lolita de Nabokov o el To be or not to be de Shakespeare son ejemplos inapelables.

La miniserie consta de 7 capítulos, y Sir Alec Guiness encarna al legendario Smiley. Y lo cierto (es una opinión generalizada, al menos) es que su interpretación roza la excelencia y el prodigio. Resulta asombroso y fascinante, para un aficionado a la obra de Le Carré, observar el trabajo actoral de Guiness. La serie tiene bastante éxito. Sus títulos de crédito iniciales (ver aquí) y los finales (ver aquí) son legendarios.

Y en 1982 se realiza una adaptación de su novela La gente de Smiley. Siete capítulos en total. Guiness vuelve a interpretar a Smiley en esta adaptación de la que, en mi opinión, es una de las mejores tres novelas de Le Carré. En este caso, el resultado también es magnífico. Una nota 7’7 en Filmaffinity, con 67 votos. Calderero, sastre, soldado, espía tiene una nota de 7’6, con 265 votos. Una vez más, resulta emocionante el profundo respeto con el que los productores de la BBC abordan la adaptación, esforzándose por ser fieles al argumento y al espíritu de la novela.

Se puede encontrar en Youtube, aunque la calidad no suele ser óptima. A continuación, el primer capítulo:

https://www.youtube.com/watch?v=5dUfNbCXUvc

 

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