Fotografías de Eva Villaseñor
Fuentes / La pirámide
Fue Ixca quien lo dijo primero, pero nadie le creyó: “La pirámide habla”.
Todos rieron.
Solo Frida, no sé si por curiosidad o tan sólo por burlarse, preguntó: “¿Y qué dice, tú?”
Dice que el tiempo pasa pero que seguimos iguales, que antes fue el Gran Tlatoani y hoy es el PRI; que antes fueron los conquistadores que hoy son banqueros; que más antes Quetzlcoatl, hoy nomás Pepsicoatl.
Siguieron caminando, como si no hubieran escuchado nada.
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Bianca / Circulación
Cuando niña se persignaba cada vez que escuchaba el aullar de una ambulancia. Lo hacía también al pasar frente a una iglesia o si alguna carroza fúnebre cruzaba su andar. A los quince aprendió a manejar. A los diecisiete compró un Volkswagen donde perdió su virginidad. A los veinte entró a trabajar en la ensambladora de la Ford. A los treinta fue nombrada ‘Supervisora de Planta’. A partir de entonces y hasta el momento de su muerte su reloj despertador sonaba cada día a las 5.55. Entonces se daba el inconmensurable lujo de esos cinco minutos de sueño de más que parecen ser eternos; tiempo durante el cual uno sueña de todo. Una mañana, a las 5.57, sintió que era la sangre que transitaba por sus venas, recorría sus pies con sus mapas, subía como un torrente continuo por donde podía acariciar, de izquierda a derecha, de arriba abajo, todo lo que quiso y no pudo ser. A las siete en punto resonó su despertador. Lavó sus dientes después de ducharse y desayunar, tomó su coche blanco y mientras conducía escuchaba al locutor de radio hablar de lo bien que el ajo le hace a la circulación sanguínea. A los sesenta y uno fue reajustada. A los setenta enviudó y fue cuando volvió a tomar la costumbre de persignarse frente a las ambulancias, las iglesias y carrozas. A los 73 murió de colesterol. Ninguna ambulancia acudió en su auxilio.
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Azul / Cordillera
Desde entonces no me he atrevido a lavar las sábanas.
Así conservo su olor.
Su esencia.
Es mía.
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Ella / 3
La vio desde el momento en que entró. Se maldijo al no haber elegido aquel lugar desde donde habría podido verla más cercana. Aún así, desde la fila de enfrente, podía oler que ella era el amor de su vida.
El trayecto entre Indios Verdes y Catedral le pareció eterno. Entonces, con la comisura de su mirada, atravesó su cuerpo, su figura, olió su aroma, susurró a su oído, le contó su vida.
Al llegar a Catedral bajo junto a ella. No le importaba llegar tarde a la cita con su novia, después de todo, el amor no se encuentra en cada esquina.
Contó sus pasos, su forma de andar, sus brazadas como golpes de mar.
Deseó ser su bolso.
Del pasillo uno al pasillo tres, no hizo otra cosa que intentar acercársele por entre la gente. Guardaba una sana distancia que en otros tiempos hubiera parecido acoso. Quería vivir allí, en ese subterráneo siguiendo por siempre a la mujer de minifalda negra.
La abrazo con tanta fuerza justo al momento en que ella tomaba del brazo a otro hombre que debía ser su pareja.
Regreso al vagón de metro.
Se hacía tarde para retornar a su vida de siempre.
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Púrpura / Nube
La vida no vale nada, se dijo, luego se lanzó. Lo había perdido todo. Éste mismo departamento, desde el que ahora veía su vida pasar, ya no le pertenecía. Abrió la ventana de par en par como lo hacía Ruka cuando aún vivía con él, entonces sintió la brisa sobre su rostro y recordó su niñez, cuando el abuelo lo llevaba a la mar. Una gruesa neblina le hacía ver lo pequeño que era. La vida no vale nada, se dijo, luego se lanzó. Una nubosidad azul casi morado le atrapó, le llevó rumbo al puerto surcando los cielos de la añil ciudad. Desde arriba pudo ver cómo la ciudad se aprestaba a dormir. Se sintió mezquino. Deseo poder leer por última vez, fue entonces cuando abrió los brazos para nadar por entre las nubes. Descubrió una avioneta atrapada con todo y sus tripulantes petrificados, un papalote de Oaxaca con colores marchitos y un avioncito de papel que armó en la escuela primaria. La nube cambió de color, se volvió opaca, casi marrón. Cuando abrió los ojos gente le rodeaba. Sintió borbotones de sangre recorrer su mejilla, hundirse en su cuello, probar su desnudez. La vida no vale nada, se dijo, luego se lanzó.
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Fortuna / Brillo
Musaná tiene apenas mil habitantes. El hecho de que la Feria de los rusos visite la ciudad es un acontecimiento de no dejarse pasar. Esa tarde la invité, teníamos apenas quince. Nos trepamos en la canasta número seis mientras sentía el tic-tac de mi corazón latir en las sienes. Sus ojos, su rostro. Su boca, sus labios. Me preguntó si tenía miedo, le dije que sí. Subíamos peldaño a peldaño a lo que presentía una muerte chiquita. Desde arriba, sólo brillos. Identifiqué la cúpula de la Iglesia, el campanario y sus luces, el asta con su bandera sin colores. Tomó mi mano, la sintió temblar. Adquirió confianza sólo en el momento en que empezó a recorrer su cintura, recorriendo su monte, adentrándome en su fortuna sin rueda. Con su mano guiando mi mano bajé al precipicio, me hundí en su lago de nunca acabar, sentí el elixir resbalando por entre mi palma, deseaba nunca bajar justo cuando un hombre de aspecto sombrío gritaba desde abajo: “No desesperen, esto tendrá solución. Estamos reparando el imperfecto”, era extraño, porque a mí la vida me parecía más que perfecta, más que redonda.
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Líneas / Vida
- ¿Te dijo algo?
- Sólo con los ojos.
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Zona / 2
Y de pronto, todo el mundo cabía allí, en ese diminuto espacio que había entre los dos.
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Verde / Natural
Pequeño espacio verde en Gràcia
19/03/2014 – 19:39h. – Redacció bcn.cat –
Un pequeño solar en la Travessera de Gràcia se ha acondicionado instalando un espacio de estancia con bancos y vegetación y cubriendo las medianeras que rodeaban el espacio. El Distrito de Gràcia ha arreglado un pequeño solar de propiedad municipal ubicado en la Travessera de Gràcia, 253, situado entre dos medianeras, que hasta ahora estaba sin uso.
El coste de la rehabilitación ha sido de casi 60.500 euros, dinero con el que se ha instalado en este solar un pequeño espacio de estancia con bancos, alumbrado público y árboles. Además, se han cubierto las paredes medianeras que rodeaban el espacio con vegetación.
La concejala de Gràcia, Maite Fandos, ha destacado que la apertura de este nuevo espacio entre medianeras es fruto de la “búsqueda continua del Distrito por encontrar pequeños espacios verdes que puedan esponjar la trama urbana de Gràcia”. “En este caso”, ha dicho, “se trata de un pequeño espacio, que ya era municipal, y que ha requerido de una inversión para acondicionarlo, pero que tiene la voluntad de generar un espacio de tranquilidad y de encuentro para los vecinos y vecinas de la Travessera”.
Eva Villaseñor nació en Aguascalientes (México) en 1986. Su trabajo le ha hecho merecedora de varios premios, entre ellos el primer lugar internacional en el concurso Mirada Joven del Fondo de las Naciones Unidas en el año 2009. Participó como fotógrafa en Paradero Norte de Daniel Ulacia, ganador de mejor cortometraje documental en el Festival Internacional de Cine de Morelia, 2013.