En el ágora de Atenas, hace más de 2.500 años, las clases populares se arremolinaban en torno a políticos, filósofos y oradores de la ciudad para escuchar sus propuestas, aplaudir, abuchear y, en definitiva, participar de la vida política. Era allí, en la plaza de la capital del Ática, a pleno pulmón, donde los políticos se jugaban el todo por el todo para ganar el favor del pueblo intentando enardecer sus corazones. En la Plaza Syntagma, al grito de «Grecia avanza, Europa cambia», Syriza ha dado un golpe en la mesa ante la política austericida de la Unión Europea y, por primera vez en muchos años, la política de a pie de calle volvió a tomar las instituciones. L Democracia, en mayúsculas, vuelve a casa después de más de 15 siglos paseando con más o menos gloria por el resto del mundo. Solón, Clístenes, Efialtes de Atenas y Pericles volvieron a reencarnarse en todos y cada uno de los griegos que gritaron ‘basta’ sin necesidad de abrazar al racismo y la xenofobia de Amanecer Dorado, partido nazi que es más bien la reencarnación de Pisístrato, el tirano que pisó y ninguneó a los ciudadanos de clase baja en la Atenas del siglo V a.C.
“Poseemos ventajosamente esto: el ser atrevidos y deliberar especialmente sobre lo que vamos a emprender; en cambio en los otros la ignorancia les da temeridad y la reflexión les implica demora. Podrían ser considerados justamente los de mejor ánimo, aquellos que conocen exactamente lo agradable y lo terrible y no por ello se apartan de los peligros.”
Pericles, Discurso Fúnebre
Estas palabras, que bien podrían atribuirse a Alexis Tsipras, las pronunció Pericles, uno de los mejores y más célebres estadistas de la historia de Atenas. Impulsor de diversas reformas que llevaron a la actual capital del Estado heleno a ser referente de participación ciudadana de las clases populares y de lo que se conoce como la etapa de Democracia Radical en la Grecia Clásica. Al igual que Tsipras con la Troika, Pericles tuvo que enfrentarse al poder rancio del Areópago, la parte más oligárquica y aristócrata de la ciudad así como al partido conservador de Cimón y Tucídides (no confundir con el historiador). También le llamaron populista y demagogo (¿creíais que estos eran términos nuevos?) por creer que la democracia podía seguir evolucionando, que no sólo tenían derecho los aristócratas a acceder a los cargos públicos, que la libertad no tenía límites para los ciudadanos atenienses. Pericles dejó que labradores y artesanos tuviesen la oportunidad de acceder a las instituciones al mismo tiempo que creó la Mistoforía, que hacía que los funcionarios del Estado pasaran a percibir un sueldo por servir a las instituciones democráticas, lo que incentivó hasta niveles nunca vistos la participación ciudadana en temas de política.
“Arraigada está en ellos (los pobres y los ciudadanos humildes) la preocupación de los asuntos privados y también de los públicos; y estas gentes, dedicadas a otras actividades, entienden no menos de los asuntos públicos.”
Pericles, Discurso Fúnebre
Para el estadista griego, igual que se le presupone esta idea a Syriza, las clases bajas no tenían por qué ir de la mano de la ignorancia a la hora de gestionar la democracia y hablar de asuntos de Estado. Pericles y Tsipras tienen en común, también, el no mirar la cuenta corriente o a para buscar el talento político que debe fortalecer la democracia. En el tema cultural, Pericles fue quien renovó por completo la Acrópolis de Atenas, construyendo, entre otras cosas, el Partenón y siendo amigo de Fidias, el gran escultor griego. También fomentó las obras de dos de los más importantes poetas de Atenas: Sófocles y Eurípides; dejando, incluso, que los ciudadanos que menos recursos tenían pudiesen acceder gratis al teatro. En la actual Europa de la troika y los recortes, de messis y cristianos, la cultura no tiene apenas cabida y es lo primero que intentan dinamitar los partidarios del déficit 0. Como nos dice la Historia una y otra vez, un pueblo inculto y desinteresado por su Historia es infinitamente más fácil de domar. Si no, pregunten por una dictadura no muy lejana que nos duró la friolera de 40 años.
“Pues amamos la belleza con economía y amamos la sabiduría sin blandicie, y usamos la riqueza más como ocasión de obrar que como jactancia de palabra.”
Pericles, Discurso Fúnebre
Con tal de evitar que las personas con cargos tuviesen deseos y tentaciones de acomodarse, corromperse o actuar de espaldas al pueblo para alimentar su ego y su fama, Pericles creó el Grafé pará Nomon, cuya función era que cualquier ciudadano ateniense, creyendo ilegal una propuesta, pudiese frenarla hasta que se realizara una severa investigación al respecto. Así se impedía que a la Asamblea Ciudadana se le fuese la mano. Ahora, algunos se echan las manos a la cabeza porque Tsipras haya pactado con un partido nacionalista de derechas. ¿Acaso no puede venir bien esto para que a Syriza no se lo coman sus propios monstruos? Nada ni nadie es perfecto, al igual que tampoco lo fue Pericles, que tuvo sus altibajos como estadista y que anduvo en el filo de la navaja más tiempo del deseable. Recordemos que, tras su muerte, Atenas se sumió en el caos económico y social debido al agotamiento por la Guerra del Peloponeso. Las facciones oligárquicas vieron de nuevo una oportunidad sin el “salvador del pueblo” en acción y sus contrarreformas coincidieron con una peste que asoló media Grecia. Por eso, el camino de Syriza para regenerar la democracia helena no va a ser fácil si se mira en el espejo de sus antepasados. Los caminos del cambio suelen estar llenos de baches, árboles caídos y charcos de barro. Lo que sí parece seguro es que vuelve a ser Grecia, no podía ser de forma más poética, la que va a intentar poner patas arriba la forma de entender la libertad de las personas por encima del interés de la troika, del Bundesbank o de la señora Merkel.
Grecia avanza, Europa cambia y la democracia vuelve a casa.
Fotografía: Wikicommons