¿Qué tiene que ver la ablación femenina con la circuncisión masculina? Para que nos entendamos… entre poco y nada.
La circuncisión masculina es un ritual habitual tanto entre musulmanes como judíos – un motivo de reunión, fiesta y celebración – y consiste principalmente en amputar al niño el prepucio, oseasé, la piel que cubre el glande del pene. Una práctica que, aparte de por razones religiosas o culturales, se realiza por evidentes razones médicas. Una técnica que, no sólo no afecta a la vida sexual sino que está demostrado que si se realiza bien, con personal preparado para ello, tiene multitud de ventajas. Ayuda a mejorar considerablemente la higiene y previene enfermedades como la fimosis. Reduce el riesgo de padecer cáncer de pene, de contraer enfermedades de transmisión sexual, herpes genital o sífilis, de sufrir infecciones de orina… Además previene infecciones bajo el prepucio.
Quizá por eso la circuncisión masculina va más allá de fines religiosos y culturales y se extiende cada vez más entre familias no-musulmanas y no-judías que, siguiendo los consejos de médicos y pediatras que la recomiendan y siendo conscientes de que son mayores las ventajas para la salud que los posibles riegos que esta práctica pueda acarrear, deciden circuncidar a su bebé.
Así que, llegados a este punto, ya me dirás tú qué similitudes hay entre la ablación femenina y la circuncisión masculina…