El debate continua. De hecho, está más vivo que nunca. Habrá un segundo referéndum si el Scottish National Party gana las elecciones al Parlamento de Holyrood por mayoría absoluta en Mayo del 2016. Y si Londres, lo vuelve a aprobar. Hoy hace un año, los escoceses estaban llamados a las urnas para decidir si Escocia desunía 300 años de Reino Unido. El 55% escogió la opción de No, mientras que el 45% votó por la opción de la independencia. Por tanto, las cosas se quedaron como estaban. O no. 365 días después, los escoceses se mueven más que nunca, hablan más de política que nunca, leen más que nunca y algunos tienen más ganas de volver a votar el futuro de su nación, más que nunca. Hoy en día, una mayoría de la población tiene claro que en los próximos 10 años, Escocia será un estado independiente. La pregunta es: ¿cuándo?
En Escocia, ahora sí, se habla de política. “El referéndum no será el fin de ningún movimiento sino todo lo contrario, el comienzo de algo grande” dice Andy, que es historiador y profesor, con una cerveza en la mano, tal y como se riegan las conversaciones en Escocia. Y sí, ahora se habla del tema. Tres meses antes de decidir el futuro de su nación, pocas tertulias en los pubs y cafés de Edimburgo sobre política, duraban más de diez minutos. “El referéndum ha despertado a mucha gente” confiesa Stuart, estudiante de vídeo cámara. “Ahora la gente se pregunta por que tenemos que tener submarinos nucleares cerca de Glasgow o por qué tenemos que sufrir las políticas de un gobierno conservador de Cameron si la presencia de los Tories es escasa en Escocia. La gente empieza a despertar” anuncia. A su lado algunos dicen que sí con la cabeza. “Hay tantas cosas que hacen mal des de Londres que esto no hace más que dar ales al SNP hacia una nueva consulta” admite Fiona, que trabaja en una empresa turística internacional y reconoce que se arrepiente de lo que votó el pasado 18 de Septiembre.
¿Qué ha cambiado?
Ahora hace un año, la campaña unionista, bastante discutida, se vio obligada a que los políticos de peso jugasen una última carta para evitar la subida del independentismo, que iban mostrando algunas encuestas. David Cameron, Ed Miliband y Nick Clegg, los líderes de los tres partidos mayoritarios en Westminster, firmaron una carta en la que hacían varias promesas a los escoceses si votaban a favor de quedarse. Un año después, todas han quedado en nada. La llamada Comisión Smith, encargada de gestionar los traspasos económicos, fiscales, culturales o sociales; fracasó. Escocia se quedaba con las migajas.
A esta decepción de muchos escoceses, incluidos algunos unionistas, hay que sumarle varios hechos que se han ido dando durante el año. La aparición del nacionalismo inglés, que cada vez se apropia más de la idea de “Reino Unido” y muy ligado también a la voluntad de crear un parlamento inglés; la subida del UKIP más allá de los Borders (frontera entre Escocia e Inglaterra), el intento de derogar la Human Rights Act, la hostilidad hacia Europa de los ingleses que llevará al Reino Unido a celebrar un referéndum para marcharse de la Unión Europea; y por último, la mayoría absoluta de David Cameron en las últimas elecciones al Parlamento Británico. Todas estas razones han hecho ver a muchos escoceses que su voz, no servía para nada.
En el pasado, Escocia e Inglaterra habían creado un imperio comercial juntos, habían luchado contra el nazismo, habían creado el National Health Service (Seguridad Social), habían liderado la lucha por los derechos humanos. Habían creado un estado del bienestar. “¿Qué compartimos ahora, más allá de hechos simbólicos como la Union Jack, el ejército y un pasaporte?” pregunta Stuart con serenidad. Esta es una de las preguntes que mas se cuestionan los escoceses de generaciones más jóvenes.“Las últimas elecciones generales han sido la demostración de esta distancia con los ingleses. Una demostración que queremos coses diferentes, por eso el SNP sacó la mayoría de los diputados que Escocia manda a Westminster (36 de 39)” dice Fiona. “Gente que no votaba nunca y se quedaba en casa ahora vota por el SNP. Muchas coses nuevas están por venir” dice a modo de predicción. La sensación para algunos es que Londres está cada vez más lejos de Edimburgo.
El escocés “cabreado”
Lo demuestran las encuestas, y otra vez, las urnas. Las últimas elecciones al Parlamento Británico mostraron un soporte masivo de los escoceses al Scottish National Party, partido independentista escocés, liderado ahora por Nicola Sturgeon.De 59 diputados, sacó 56. Un hecho histórico. A la vez, inútil. Al menos para evitar la mayoría absoluta del Partido Conservador, hecho que no hizo más que aumentar la frustración de los escoceses que veían que, una vez más, el voto inglés hacía decantar la balanza de Westminster hacía los Tories. Mientras, el Partido Laborista navega a la deriva esperando que el nuevo capitán, Jeremy Corbyn, gire el timón a la izquierda.
Las encuestas también reflejan este mal estar. A pesar que la última consulta hecha daría la victoria al unionismo, las dos anteriores mostraban que la opción independentista superaría el 50 por ciento. Más presión para Nicola Sturgeon. La jefa del ejecutivo escocés anunció el pasado Domingo en el diario Sunday Herald, que tiene la intención de presentarse a las próximas elecciones con una propuesta de segundo referéndum en su programa. “Haremos un manifiesto exponiendo qué pensamos alrededor de las circunstancias actuales y con los posibles términos y calendarios para organizar un segundo referéndum” exponía Sturgeon. Este manifiesto, tendrá que ser votado por los militantes del SNP, y en este sentido, la conferencia anual del partido en Aberdeen el próximo mes, va a ser clave. Si en las elecciones de Mayo del año que viene Nicola Sturgeon tiene mayoría absoluta en el Parlamento de Holyrood, ya podemos apuntar una próxima fecha para un segundo referéndum, 2021.