El día 11 de septiembre del año 2012, durante la diada de Catalunya, se congregó en la capital catalana más de un millón y medio de personas bajo el lema “Catalunya, nou estat d’Europa” con el fin de reivindicar su derecho a una consulta soberanista. No tardó Artur Mas, presidente de la Generalitat, en intentar hacer suya esa masa y erigirse como capitán del navío que les llevaría a la independencia siguiendo una hoja de ruta establecida. Para ello convocó elecciones anticipadas para noviembre de aquel mismo año y pidió que todos le votasen porque necesitaba amplios poderes y la tranquilidad que otorga la mayoría absoluta para poder trabajar en esa hoja de ruta a seguir que les llevaría a la consulta soberanista; pero le salió el tiro por la culata: su partido, Convergència i Unió, ganó las elecciones, pero perdió votos.

Ingenuo el catalán que se haya creído que con CIU iban a llegar a la independencia. Ingenuo el catalán que se haya creído que las políticas del PP han convertido a CIU en independentistas cuando sus políticas y recortes sociales han sido los mismos. Son lo mismo CIU y el PP; de hecho Cambó, lider de la Lliga Regionalista Catalana durante la guerra civil, el CIU de la época, estaba contento con el golpe de estado de Franco, porque anteponía, y aseguraba, su privilegio de clase a cualquier otra cosa. El PP y CIU son primos hermanos, con sus pequeños rifirafes, pero que en la cena de navidad todos brindan felices al repartir los regalos. Evidentemente buscan lo mismo: Está claro que lo que están haciendo en esta legislatura es invertir en su futuro para perpetuarse en el poder y es lo que quería acentuar CIU al pedir la mayoría absoluta porque ellos mejor que nadie sabían que el referendum no iba a ser posible. CIU quería tener el mismo poder que tiene el PP en España, pero en Catalunya. Después de todos los recortes que han hecho, es fácil saber quienes serán los que estén en el poder las próximas generaciones: sus hijos. Ninguna de las medidas que han tomado les afectan ni a ellos ni a sus hijos. Volverán a nacer ratones y los gatos ya estarán ahí. Y los ratones volverán a votar a los gatos esperando una ley favorable para ellos.

La expresión jugar a La Puta y la Ramoneta se utiliza en Cataluña para describir una postura ambivalente con el fin de obtener beneficio de dicha actitud. Durante muchos años se dijo que Convergencia i Unió – el partido nacionalista que ha gobernado Cataluña la mayor parte del tiempo desde que se instauró la democracia en España- jugaba a la puta y la ramoneta para describir los coqueteos que hacía por un lado con el independentismo catalán y por el otro con el gobierno español. La indefinición como la estrategia más rentable; hablar con el diablo y con dios, por si acaso, y además sacar un rendimiento de ello. Y los catalanes, ingenuos, llevan años cayendo en la misma trampa de estos trileros. Una vez, cuando era pequeño, jugando a las cartas con mi tío, me enfadé porque hacía trampas todo el rato; y le dije que era muy malo. Él me respondió riéndose: Si te engaño una vez es mi culpa, pero si te engaño más veces, es tu culpa. Por tonto»

Artur Mas admite que no habrá consulta el 9-N firmando así su propia esquela política; en cambio propone la alternativa de organizar un proceso de participación ciudadana para conocer la opinión de los catalanes sobre el futuro político de la comunidad, que es algo así como dar arroz blanco cuando prometía paella caiga quien caiga. Pero con estos catalanes nunca se sabe; quizás le den alguna vida más mientras saborean el arroz blanco

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