Fotografías: Untaltoni en The Ninth en Hard Rock Hotel Ibiza

Known Rebel es un proyecto de música electrónica creado por los ibicencos Jaime Irles y Germán Escandell en 2008. Han conseguido abrirse un hueco en el difícil mundo de la música electrónica produciendo canciones no creadas para llenar pistas de bailes, sino para la introspección. Lo curioso de este dúo es que ambos salen del mundo del rock y del black metal, algo a simple vista incompatible con la música electrónica, pero que nos desmontan en esta entrevista realizada después de una sesión en The Ninth en Hard Rock Hotel Ibiza, la novena planta del Hotel Hard Rock de Ibiza, un lugar emblemático, conocido y reconocido en todo el mundo. De música electrónica, industria musical, creación, dj’s, productores musicales, MozartBeethoven e Ibiza, charlamos durante un par de horas.

–¿Cuándo empezó el proyecto?
–Pues fue en 2008 –un invierno que yo vivía en Gràcia, Barcelona– cuando me encontré a Germán en un bar de shisha. Me senté un rato con él, hablamos de música y le conté que me había comprado un ordenador y que estaba haciendo música electrónica. Comentamos la posibilidad de hacer cosas juntos y empezamos a componer metal; metal electrónico, concretamente. Él con la guitarra y yo produciendo la batería, programábamos el bajo… Al año siguiente nos fuimos a vivir juntos y empezamos a trabajar más en serio.

–Se puede decir que fue un amor profesional a primera vista.

–Sí, sí. Hombre, yo ya conocía a Germán y compartíamos gustos musicales en cuanto a metal, rock… Pero la música electrónica nos abrió nuevas puertas.

–Porque Germán venía de un grupo de black metal.

–Sí, fue un cambio radical, pero al fin y al cabo creo que toda la música, aunque se separe todo en diferentes géneros, es música. Es una manera de expresarte

–Porque vosotros lo que hacéis es crear música.

–Hemos hecho algún remix, trabajando con pistas de otros artistas, pero normalmente creamos desde cero. Buscamos la materia prima, cogemos todo tipo de fuentes, y a partir de ellas empezamos a crear. Normalmente tenemos una idea; antes de empezar el tema nos ponemos a hablar los dos sobre qué nos gustaría hacer y, a partir de ahí, es la canción la que nos guía a nosotros.

–Sois de Ibiza, conocida por la música electrónica ¿Os sirve de inspiración la música procedente de todo el mundo que suena en la isla cada verano?

–Sí, el único problema es que lo que triunfa y que está de moda en Ibiza, habitualmente, es música de pista de baile y nuestra música, precisamente, no está muy enfocada a la pista de baile. Es más para escucharla solo o en grupo, pero no para bailar. Es música que te incita a pensar, a meterte en ella y dejarte llevar en el viaje.

–Está más pensada para la introspección.

–Exacto. Creo que nuestra música viene a expresar un poco nuestra forma de entender las cosas, de sentirlas.

–Sin embargo, la gente siempre suele relacionar la música electrónica con el baile.

–Claro, y no tiene por qué ser así. Nos preguntabas si Ibiza nos ha servido de inspiración. Seguramente, sí. Desde pequeños estamos mamando música electrónica. Yo recuerdo, por ejemplo, cuando empecé a salir por las noches, íbamos a locales de San Antonio y, claro, la música que estaba de moda en Reino Unido la teníamos aquí. Eso es algo que el resto de España no ha tenido. Sí, nos ha servido esa influencia, pero no sé hasta qué punto.

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–Supongo que ser de Ibiza también es un empujón para vosotros a nivel internacional.

–No lo creo. Yo creo que la percepción de la gente –para un extranjero, me refiero– es que, como somos de Ibiza, nos imaginan pinchando en discotecas. No se imaginan que en Ibiza también se haga música electrónica como la nuestra. Sí que es verdad que en la isla también estuvo de moda –y sigue estando– el chill out, pero tampoco es una etiqueta que podría definirnos.

–¿Qué creadores son los que más os inspiran?

–Ahora mismo los dos referentes en música electrónica para mí son Moderat y Jon Hopkins. Están un nivel por encima del resto. También mencionaría a Burial. Lo admiro mucho porque es un productor que no da conciertos, no hace shows, no concede muchas entrevistas… Simplemente crea su música; un trabajo donde plasma realmente el sitio donde vive. Él es de Londres: cuando escuchas su música y estás en Reino Unido todo encaja a la perfección. Es como la banda sonora del lugar que estás visitando.

–¿Estos artistas suelen venir a Ibiza o aquí sólo trabajan dj’s?

–Burial ya te digo que no; John Hopkins no lo creo… A Ibiza viene gente que ya sabes que te va a llenar una sala de baile. El público que se concentra en la isla en verano no quiere música ‘rara’.

–La música experimental no les va.

–No, no es lo primordial para ellos. Seguramente habrá sitios que apuesten por poner en una sala algo más experimental. Por ejemplo, he visto en los últimos años en Enter, la fiesta de Space, a algún artista más experimental, pero no es lo más habitual.

Entonces crees que aquí se valora más al deejay que al creador de la música que está pinchando.

–Sí, seguro. La historia está montada de una manera clara: se lleva el mérito el que pone la música y, realmente, el creador pasa casi desapercibido. Otra cosa graciosa es que ahora está de moda el ghost producer. Nadie conoce a este personaje pero produce música para artistas de primer nivel como podrían ser Tiësto o David Guetta… Producen pero los artistas lo sacan bajo su propio nombre.

–Hacen el trabajo y el mérito se lo lleva otro.

–Así es.

–Un poco injusto. Todo el mundo conoce a Tiësto pero nadie sabe quién ha hecho el tema.

–No digo que ocurra con todos sus temas, pero sé que pasa. Casi seguro.

¿No crees que están un poco sobrevalorados los dj’s?

–Sí, están sobrevalorados. Los de primer nivel pueden llegar a cobrar decenas y centenares de miles de euros por una sesión. No es que menosprecie el trabajo del dj, porque aparte de mezclar tiene que saber manejar a la audiencia y yo eso lo valoro mucho. Pero están muy sobrevalorados, sí. En cambio, el artista, el que crea la música, el que se tira 40, 100 ó 200 horas en el estudio, si vende una canción en iTunes por 99 céntimos, se lleva solo 9 céntimos. Para conseguir 1.000 euros en Spotify tienes que tener unos 4 millones de reproducciones. Así, vivir de la música que tú compones es muy complicado.

–Y el dj, mientras tanto, tiene un contrato millonario con la discoteca.

–Sí, de los bolos que pueda sacar. También es verdad que hay dj’s que no son tan punteros y se las tienen que apañar para sobrevivir. Son la mayoría.

–Decías que es difícil que pongan tus canciones en esta isla.

–Sí, es complicado. Hay sitios como el Kumharas en los que igual encajaría más. La música que hago no la produzco pensando en una gran masa. Es algo más personal.

–Vosotros también habéis sacado cd’s.

–Nuestro primer trabajo fue un EP de tres temas. Nos lo autoeditamos. La calidad de sonido no era muy buena, pero la idea estaba ahí. Y eso nos sirvió de puente para llegar a más gente a través de Soundcloud, la plataforma de creadores donde tú subes tu música y los demás la escuchan y comentan. A través de ahí empezamos a trabajar en un LP, Hollow. Lo editamos primero con Ember Music y luego en Timpanik Audio. Ese trabajo sí que apareció en CD físico. Después de eso hicimos otro CD de remixes, otros artistas internacionales remolcaron nuestros temas. En 2014 sacamos nuestro último EP, Ocelo, a través de una discográfica holandesa, Mindtrick. También hemos realizado algunas colaboraciones. Hemos puesto también música a un par de documentales –La revolución turística e Ibiza y Formentera 100% Renovables. Antes de que acabe 2015 queremos volver a juntarnos y crear nuevas cosas para publicar nuevo trabajo de cara al verano.

–O sea, que hay proyecto para rato.

–Sí, lo que pasa es que el proceso creativo es complicado porque, al ser dos personas, en ocasiones los puntos de vista no son tan cercanos como te gustaría. Entonces el proceso creativo se para o se ralentiza. Es difícil crear música basándose en el estado de ánimo siendo dos y me imagino que los grandes grupos, los que están formados por siete u ocho personas, debe ser peor aún. Por eso intentamos repartirnos las tareas de creación.

Antes de empezar la entrevista me has enseñados tu estudio y me has dicho que eres muy meticuloso a la hora de “pulir” el trabajo.

–Sí. En ocasiones, demasiado. A veces me obsesiono con sonar bien. Mi preocupación es siempre sonar mejor que lo que he sonado antes. Puede ser contraproducente porque matas la espontaneidad, pero aún así me gusta ser bastante meticuloso [risas]. A Germán se le da muy bien la composición porque ha tocado mucho la guitarra; yo, normalmente, soy el que dice “esto podría sonar mejor así, esto se puede mejorar por aquí”

–¿Si Mozart o Beethoven estuviesen hoy en día vivos se decantarían por este tipo de música?

–Creo que sí. No les haría falta llamar a 40 personas para que uno toque el violoncelo, otro la viola, otro el trombón… Se meterían en el estudio y se pondrían a crear ellos mismos… Es que hoy en día con poco puedes tener la orquesta en casa; y, luego, lo demás ya es creatividad.

Siempre se suele decir que Mozart, Beethoven y demás genios, son insuperables. ¿Crees que no hay más genialidad después de ellos? Sé que es complicado porque ellos están en su época, con sus recursos, con su ambiente y sus circunstancias históricas.

–Es complicado. Entiendo que a ellos no les hacía falta escribir para saber cómo iba a sonar la música porque la veían ya en la cabeza. Todo creador tiene más o menos una idea todo lo que quiere hacer, evidentemente dentro de sus limitaciones. A mí me gustaría componer una sinfonía, pero tengo mis limitaciones… ¿Si no hay nada mejor? Es complicado. Yo creo que los tiempos cambian. Desarrollar algo tan complejo igual no, pero ya te digo que hay música muy buena y creadores a los que respeto mucho y no tienen por qué ser tan complejos como era Mozart.

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–Antes me has nombrado a algunos artistas que te inspiran, ¿para ti quién sería el Mozart o el Beethoven de hoy? Nombra a alguien que pienses que es de otro planeta.

–Es complicado… Aese nivel de composición no creo que esté realmente mucha gente, pero yo, por ejemplo, admiro mucho un grupo de metal que se llama Meshuggah porque sus composiciones son muy complejas. Al principio los escuchas y no puedes oírlo bien, pero los vas escuchando y te engancha hasta pensar: “Joder, qué curro”. Yo valoro mucho el trabajo que hay detrás de una canción. Igual no escucho tanto las letras o  no valoro lo bailable que sea sino el trabajo que hay detrás de esa música. ¿Alguien como Beethoven? Probablemente no lo haya, pero gente que se lo curra mucho, sí.

–Salisteis en una publicación internacional donde fuisteis alabados por la crítica.

–Sí, en varias en realidad. Nos han hecho reviews de casi todos los trabajos que hemos sacado. Sí, han hablado de nosotros. Han dicho cosas buenas y también cosas malas [risas]. La verdad es que fue gracioso cuando en el último trabajo que sacamos, y en el que nos esforzamos mucho tanto a nivel de producción, portada, el concepto en sí, el vídeo promocional etcétera, la primera crítica fue mala. Fue algo desmotivador [risas] En cambio, cuando publicamos el primer trabajo el proceso fue muy rápido, un poco cutre… y tuvimos buenas críticas. Es todo muy relativo.

Se suele decir que es mejor que hablen mal en vez de que no hablen.

–Está claro. A mí me parece bonito cuando ves las estadísticas en Soundcloud y ves a alguien de, por ejemplo, Sudáfrica que te está escuchando. Eso es lo que más te llena. Al fin y al cabo tú haces la música para eso. Todo creador lo que intenta es llegar a la gente. Dejar algo al mundo. Probablemente no pase, pero imagina que dentro de cien años alguien escucha una canción que has creado tú y pueda entender cómo te sentías, o qué querías expresar en ese momento en el que creaste el tema. Eso es muy bonito. Creo que es la grandeza de la música.

–¿Y España, a nivel de música electrónica, está a la altura de los grandes?

–No, no lo creo. Es que en España tenemos un atraso en todos los sentidos muy grande. Me gustaría decir que sí, que somos punteros, pero no es verdad. Creo que países como Francia, Alemania, Reino Unido, tienen esta música más interiorizada. Ya no esta música, sino toda la música en general. Aquí hay pop, flamenco y un poco de rock, pero parece que nos hemos quedado un poco estancados. También te digo que hay grupos muy buenos y música moderna muy buena. Yo ahora mismo estoy escuchando a los madrileños Toundra o los Obsidian Kingdom de Barcelona y son buenísimos, pero en líneas generales no estamos a la altura.

Según tú, ¿cuál es el país más puntero?

–Yo diría que Alemania. La mayoría de productores que quieren dedicarse a esto seriamente acaban allí. Francia también y Reino Unido siempre es un referente. EE UU también tiene cosas, pero tienden a prostituir la música. Si se pone una música de moda la machacan hasta que ya no quieres escucharla más. EE UU es muy grande y hay gente que hace cosas buenas pero no lo pondría como el principal referente

De los Países Bajos suelen salir bastantes dj’s reconocidos ¿Pasa igual con los productores?

–Ellos son más conocidos por el EDM que hacen, bastante comercial. A mí no me gusta mucho, pero bueno, como ya te digo es cuestión de gustos. No digo que no haya buenos productores, pero desde mi punto de vista, no son los más destacados.

–Vosotros salís del rock.

–Sí. Yo de pequeño me acuerdo que también escuchaba música más comercial; lo que escuchaba todo el mundo. Cuando tuve un poco más de razón empecé a escuchar otras cosas. Mis primeras cintas fueron de MetallicaPearl JamNirvana… Y, a partir de ahí, con unos trece o catorce años participé en un programa de radio local. Siempre he estado ligado a la música de alguna manera. Sí, básicamente rock y electrónica, por vivir en Ibiza. Yo creo que si te gusta la música puedes escuchar cualquier estilo. No tienes por qué cerrarte porque todo te puede enseñar y cada cosa tiene su momento.

–El rock y la música electrónica, que a simple vista parece que estén separados, ¿se tocan?

–Sí, convergen (y cada vez más); de hecho, te diría que la mayoría de producciones de rock han pasado por un estudio digital y han cuantizado todas las baterías para que todo suene como se toca. O le han quitado ruidos a alguna pista… Hoy en día la industria ha cambiado y, si tienes un grupo tienes que aprender a sonar bien. Eso de las maquetas y sonar como una lata ya no se lleva porque no se lo traga nadie. Tú tienes que ser capaz, o de tener a alguien que lo sepa hacer, o de hacerlo tú; de poder meterte en un estudio y poder hacer algo mínimamente profesional. El rock ya está ligado de una manera inevitable a la electrónica.

–Claro, es como llevar un manuscrito a una editorial para que te publique y que esté lleno de faltas.

–Exacto, así no te toma en serio nadie. Por eso te digo que me tomo muy en serio sonar bien. Es la única manera de abrirte paso.

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–Antes me has dicho una palabra que me ha llenado de nostalgia. Cinta. ¿Estás al tanto de las nuevas novedades electrónicas? Porque quieras o no la música electrónica está ligada a ese concepto de novedad.

–Con el rollo este hipster alguien ha visto el filón y están haciendo releases en cinta [risas]. Pero sí, intento estar al día de todo lo que sale. Hace poco que han lanzado Apple Music; y como sabes siempre que Apple saca algo cambian muchas cosas en este mundo. Este servicio es como Spotify, aunque parece que no va a mejorar mucho la remuneracion de los artistas. En cuanto a mercado tecnológico, lo tengo en cuenta, pero cada vez menos. Me doy cuenta de que me gusta trabajar con lo que tengo y me he vuelto más selectivo. Sé lo que me hace falta y lo que no. Me he ido desprendiendo de muchas cosas que no me servían para nada.

–Se suele decir que los vinilos y las cintas sonaban mejor que la música digital cuando comenzó la era de los cedés, el Mini-Disc, Mp3… Dicen que la música ahora parece más fría.

–Entiendo esa manera de pensar. Lo cierto es que hoy en día tú puedes llevar toda la música en un pendrive; antes tenías que cargar con una maleta con 50 vinilos. Con la cinta tenías que rebobinar media hora para volver a escuchar una canción y ahora aprietas un botón y ya está. Entiendo que haya gente que tenga en su casa un buen equipo; seguramente lo disfrute, pero es una guerra que en realidad no tiene vencedores. Es cuestión de poner la balanza y ver lo que más le conviene a cada uno… Los medios analógicos han caído en desuso y la gran mayoría de la gente usa el formato digital

–Supongo que para alguien que trabaja en la música electrónica y que va de un sitio a otro constantemente le es más cómodo lo digital

–Así es. Tampoco creo que haya ya mucha gente que pinche en vinilo; aparte de que el vinilo te cuesta un dinero y comprarte una canción digital cuesta muchísimo menos. Con el vinilo, con la cinta, en verdad, lo que compras es el soporte. Ahora el soporte puede ser un pendrive, te cabe muchísimo más y es mucho más económico. Lo bonito sería que ahora que lo que compras son datos, estaría bien que el creador se llevase un poquito más [risas].

–¿Qué me dices de la SGAE?

–Entiendo que tengan que existir este tipo de sociedades pero no creo que la manera de reparto sea la más correcta.

Al fin y al cabo, el que se lleva más dinero es quien no hace ni la canción

–Casi, casi [risas]. Tampoco me quiero mojar mucho porque se tiende a generalizar y puede que haya gente que está trabajando muchísimo y ese dinero se lo merezca, pero lo que sí que creo al cien por cien es que el reparto no es el más justo. ¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de que se muere la música? A ver, la música estaba ahí cuando ni siquiera había industria. La música no ha muerto. Ha muerto la manera de entender el negocio que tenías tú. Si antes, por poner un ejemplo, el 75 por ciento del pastel era para los artistas más conocidos y el 25 para el resto, ahora probablemente sea un 35 por ciento para los más conocidos. Se ha repartido mucho más el pastel y creo que eso es bueno porque no está tan monopolizado el negocio. Gracias a Dios hoy tenemos plataformas que nos permiten escuchar lo que queramos (no lo que nos imponen, sino lo que queremos) con solo dar un click. Ya no es ponerte Los 40 y oír 40 canciones 40 veces

–Internet se ha cargado a los intermediarios. Ahora el contacto es directo entre el creador y el oyente. ¿Crees que es bueno?

–Sí. Lo pienses o no, el intermediario podía suponer una interferencia entre lo que creaba el autor y lo que el público recibía. Ahora hay libertad total; tú, si quieres, puedes publicar cualquier cosa que te dé la gana mientras tengas los derechos. Por poder, puedes, pero otra cosa es que te quiera escuchar alguien. Es bonito que todo el mundo, independientemente de su estatus económico, pueda expresarse. Si tienes más facilidades económicas o algún padrino que te ayude, lo tienes más fácil, pero ahora cualquiera que tenga talento, con algo de suerte, puede triunfar.

–Antes me has puesto de ejemplo a Sudáfrica para decirme lo bonito que es que te escuchen desde países muy lejanos ¿Cuál es el país desde el que os hayan escuchando que te haya sorprendido más?

–Si miras el mapa del mundo, tenemos reperoducciones desde prácticamente todos los paises del mundo. Menos China..

Corea del Norte…

–[Risas] Sí, y tampoco en África Central. Pero sí, hay gente en la mayoría de países que nos ha escuchado.

–A los escritores les suele hacer mucha ilusión ir a una librería y ver su libro en el escaparate; o ir en tren y ver a alguien leyéndose su novela. ¿Te ha pasado alguna vez con alguna canción tuya?

–Sí, alguna vez me ha pasado. Nos suelen contactar también de programas de radio diciendo que pondrán una canción nuestra. Hace poco nos escribieron de Los Ángeles.

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