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La cocina en Islandia tiene una larga tradición, con elementos que no han variado en demasía desde que los vikingos arribaron a sus costas en el siglo IX. Pero aunque el queso, el cordero y el pescado no sean productos novedosos, lo importante es qué se hace con ellos y desde luego, este país sabe cómo sacarle partido a lo que tiene: de las frías aguas del Ártico obtienen bacalao, rape, arenque, langosta, salmón y un largo etcétera; mientras que de la tierra, una comunidad de 2.000 ganaderos aseguran al país un suministro constante de productos lácteos y cárnicos. A esto se suman los cultivos vegetales, ya que el clima no es impedimento: la energía geotérmica del país permite gestionar invernaderos para cultivos de frutas y verduras como el tomate o el pepino.

De entre toda esta oferta, aquí alguna que otra recomendación:

Cordero

Probablemente los islandeses dirán que su cordero es el mejor del mundo. Y ciertamente es muy bueno. Esto se debe a que las tiernas criaturas pasan gran parte de su vida al aire libre, alimentándose en los pastos entre valles y montañas. Uno de los platos en los que se utiliza esta carne es la tradicional kjötsúpa, una sopa de invierno que además de cordero lleva diferentes hierbas, pimienta negra, repollo, zanahoria, patata, nabos y puerro.

Langosta

También típica es la sopa de langosta. La recomendación, si se está cerca del Golden Circle, es acercarse hasta Reykholt para probarla en Mika’s. La receta incluye –además de unos buenos trozos de langosta– sal, pimienta, nata y tomates, entre otros. Viene acompañada de pan recién horneado. Otros usos de la langosta incluyen una fusión con la comida italiana: la pizza que sirven en el pueblo pesquero de Höfn, en el sur del país, está para chuparse los dedos.

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Reykholt. Foto de Hansueli Krapf /Wikimedia Commons

Salmón

El salmón ahumado también merece especial mención. Para degustarlo, si se está en las cercanías de Mývatn, vale la pena acudir al Vogafjós Restaurant –también conocido como Cowshed Restaurant–, no sólo por la calidad sino por lo pintoresco del sitio: comparte espacio con un establo de vacuno y lo único que te separa de tus vecinas las vacas es una pared de cristal.

Pescado fresco

Puede que el norte del país sea el mejor lugar para comprobar a qué sabe el pescado fresco de verdad. Por algo es famosa su gastronomía. Así que si estáis en el norte, no dejéis de pasar por el pueblo pesquero de Húsavík: elegir el ferskur fiskur dagsins beint úr Skjálfandaflóa (lo que viene siendo la captura del día en la bahía de Skjálfandi), en el restaurante Gamli Baukur, es una apuesta segura.

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