La compleja sencillez del fútbol nos lleva a ver con normalidad un sinfín de acciones, actitudes y prácticas que fuera de este terreno nos espantarían. Solo hay que fijarse en la actitud de los futbolistas en los torneos cortos cuando van ganando; difícilmente veremos a un jugador del equipo que pierde la oportunidad de reclamar asistencia porque se le han subido los gemelos. Ya son unos cuentos Mundiales los que he visto, con 32 años que tengo, como todos los de mi generación, el primer gran recuerdo fue el de Estados Unidos en el 94. Lo primero que me viene a la memoria son los recitales de Hristo Stoichkov y su mítica Bulgaria. También las botellas de agua en la banda para que los jugadores se refresquen. Una vez ya situado en los recuerdos de estadios tan soleados como la playa de la Barceloneta en verano, vienen nombres a mi cabeza como Oleg Salenko; pichichi del Mundial con seis goles pese a jugar únicamente la primera fase. Eso le valió para ir al Valencia y seguidamente al Glasgow Rangers. Marcó en esos equipos los mismos goles (6) en 20 partidos que en los tres que jugó durante el Mundial americano.

Cuando los equipos esperan al Mundial para fichar a un jugador que les interesa dan a entender que la basta red de ojeadores que tienen repartidos a lo largo del planeta no hace bien su trabajo. Pero no ocurre solo en el fútbol; ocurre con las amistades de igual manera. Todos tenemos varios círculos de amigos. Unos son los compañeros del trabajo; solo cafés a mediodía y salidas puntuales organizadas con una antelación desesperante para los amantes de los planes de última hora. También tenemos a los amigos de toda la vida; con estos podemos quedar sin necesidad de organizarlo con demasiada antelación. Y por último, no los menos importantes, están los amigos de fiesta; a estos solo los conocemos de la noche, donde son muy divertidos pero, en muchos casos, para tomar un café y charlar no siempre son los más indicados. Pues estos últimos es como fichar a jugadores basándose principalmente en lo que hacen en el Mundial. Me parecería correcto si lo quieres para jugar un Mundial pero si es para la liga es importante fundamentar los informes en lo que hace durante nueve meses en su club y no en lo de unas semanas en el Mundial. Un ojeador que ficha solo viendo el Mundial es como un buscador de oro que solo encuentra oro en una joyería.

La aprobación del gran público es la única razón por la cual un club fiche exclusivamente en el Mundial. A esto hay que añadirle que tras el Mundial el precio de un jugador puede aumentar considerablemente hasta cifras que meses antes hubiesen sido impensables. Una buena secretaría técnica trabaja durante todo el año para descubrir y hace un seguimiento a los jugadores que pueden interesar en un futuro próximo. No es necesario ni desplazarse para ver jugadores. Por favor, estamos en el año 2014, tecnología everywhere. Además hay tipos como Maldini, que quizás no te pueda decir porque ese jugador ha enviado el balón tan desviado, pero si tiene datos de cualquier pequeña luz que pueda convertirse en estrella. Aunque pensando mal, que me encanta, puede que los representantes jueguen la baza de no cerrar fichajes antes del Mundial con la esperanza de enlazar una racha de tres partidos que aumenten el caché del jugador al cual representan.

Mal ojeador es quien ficha viendo Mundiales. Un jugador cuando llega a una fase final de la Copa del Mundo no acaba de empezar en esto, probablemente haya jugado varios partidos durante la temporada (está el caso de Casillas que tiene una credibilidad que va más allá del presente). Si yo tuviera que decidir sobre algún fichaje tendría más en cuenta el curso regular que el cursillo de verano. Los jugadores no son los mismos en la selección que en el club. Sólo hay que ver como celebran los goles los titulares y los suplentes en el Mundial. No ocurre únicamente con los goles in extremis, lo vemos en todos los goles. Las celebraciones egoístas quedan aparcadas en la maleta destinada a guardar el ego personal. No verás el verdadero carácter de una estrella cuando se encuentre en una constelación donde su brillo es similar a las demás. Puedes ficharlo pero quizás, solo quizás, convendría saber quien es en el día a día y que rendimiento tiene en la guerra de las jornadas semanales.

Lo de fichar en el Mundial es una de las formas más creíbles de vender humo e ilusión a los aficionados del club, “lo habéis visto en el Mundial, ahora lo tenemos aquí para todos vosotros” –dice el presidente– no se suele comentar que antes del campeonato hubiese costado la mitad o menos. Pero que más da, la ilusión no tiene precio y si no nos vale, otro.

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