Hace una semana el mundo se consternó, preocupó, indignó y empezó a sacar fuego por la nariz al ver a unos miembros del EI destruyendo unas estatuas de miles de años de antigüedad. Si los del EI decapitan a personas como a pollos, ¿qué pensaba la gente que le harían a una piedra? Ojalá hubiese leído reacciones tan airadas cuando decapitan y matan salvajemente a musulmanes, cristianos árabes o japoneses, pero la verdad es que parece que a la gente le duele más lo que le hagan a una piedra que a personas; piedras, estatuas de miles de años que, por otra parte,en su mayoría, eran meras réplicas. La mayoría de las estatuas originales están en Bagdad y otras, desde hace décadas, en el British Museum y, aunque esto no quite ni un ápice de salvajismo, sí que alivia a uno. Aparte de que uno de antemano ya lo sabe pero no lo dice para que no le tachen de conspiranoico y espera a que el fuego se calme, sólo había que fijarse en los soportes de hierro del interior de las estatuas. La mayoría de las personas no sabe esto, pero ¿lo sabían los del EI?

Cualquiera que viese esas imágenes lo achacaría al fanatismo religioso, y es normal que así sea, pero hay más: Los del EI son fanáticos religiosos y asesinos psicópatas, pero no son tontos. Casi todas las obras de arte que acaban en su posesión las venden en el mercado negro, posiblemente a clientes chinos y rusos, por millonadas de dolares. Así es cómo se han financiado en parte, pero no es nada nuevo, porque los EEUU también han saqueado y se llevaron obras de arte que están en manos de particulares y no en museos. Es como cuando le pides a tu amigo que te traiga una piedra de la playa de algún sitio bonito, pero si eres uno de los que financia la guerra y primo hermano de Ronald Mc Donald, puedes pedir un toro alado de 8 mil años en vez de una mísera piedra.

¿Por qué EI rompe estatuas si las suelen vender? ¿Y si por algún caso sabían que son réplicas, para qué hacer el paripé?

Muy fácil. EEUU destrozó más monumentos y obras de arte en dos bombardeos que el EI. Y robó para vender obras de arte que no están en los museos, igual que el EI roba obras de arte y las vende a particulares, pero los destrozos y los saqueos de los EEUU no se ven porque no se regodean en ellos y contrasta con la imagen que se quiere vender de «ellos los bárbaros y nosotros los civilizados», en cambio, los del EI son grabados por ellos mismos y difundidos para todo el mundo porque claramente el mensaje es uno: Joderos. Y si realmente ellos sabían que eran réplicas, el mensaje es otro: Sois tontos

Esto no lo digo para justificar al EI diciendo que EEUU ha destrozado más estatuas y otras obras de arte a través de diferentes brutalidades para mantener el imperialismo yankee por todo el mundo. Podría haber dicho que la URSS rompió más obras de arte que los talibanes (Es lo que tiene la artillería pesada). Esto lo digo porque viendo la reacción de la gente ante estas acciones, uno pensaría que ahora todos somos unos amantes del arte y la cultura, pero si rascas un poco te das cuenta de que a la mayoría le da exactamente igual qué se haya roto sino quién lo ha roto y por qué. Uno no es capaz de aceptar que EEUU ha destrozado más arte que el EI porque se difumina su legitimidad de llamar bárbaro al otro y autoafirmarse como ser culto, civilizado y superior. A mí me da igual quién destroce arte y por qué. A mi me duele el arte destrozado en sí.

El artista chino Ai Weiwei dejó caer un jarrón de la dinastía Han de 200 años antes de cristo como forma de protestar contra la autoridad China. Esta era su forma de luchar contra el poder y esta performance reivindicativa es alabada y aplaudida porque era una forma de, al igual que el EI, lanzar un mensaje claro, pero en este caso no al mundo sino a su gobierno: Joderos.

Aquí es aplaudido, a nadie le importa qué se ha roto sino por qué y quién, como si eso lo pudiese justificar. Aquí se aplaude porque los que se joden son los chinos, que son los malos y nuestros enemigos. Nosotros somos los buenos, los civilizados, los cultos e hijos de la cultura greco-romana (como si Roma no hubiese estado en las dos orillas del mediterráneo por igual) aunque Eróstrato hubiese quemado el templo de Diana, una de las siete maravillas del mundo antiguo, sólo para tener fama y ser centro de atención.

Y así es, pasan los siglos, los artistas, los sabios, los revolucionarios, los gobernantes y los terroristas y siempre es lo mismo: Dar donde más duele para poder decir «joderos» y ser centro de todas las miradas y de todos los debates o, lo que es lo mismo, tener una publicidad inmensa y ser famoso; no por lo que aportas, sino por lo que quitas al mundo.

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