He escuchado tantas veces que el fútbol es de tontos que casi me lo creo. La verdad es que si uno observa la actualidad futbolística encontrará miles de motivos para pensar que los quienes que consumen fútbol son tontos. Lo mismo podría ocurrir con el cine si tenemos en cuenta el ranking de las películas más taquilleras en España, por ejemplo: la saga Torrente es líder en taquilla cada vez que estrenan otro episodio, pero nadie dice que el cine es para tontos. Bien lo podría parecer si también añadimos el éxito de las tropecientas películas de The Fast and The Furious.

El fútbol no es un deporte más tonto que ningún otro. De hecho, todos los deportes, si los vemos desde una óptica simplista y pedante, son tontos. Simplificando, todo puede llegar a parecer extremadamente tonto. Incluso la vida. Nacer para morir, qué estupidez ¿no? Simplificar es un arte que no está al alcance de cualquiera, solo tipos como Brian Eno son capaces de ello. Decir que el fútbol son 22 tíos corriendo tras una pelota es como decir que conducir es poner un coche en movimiento sin tener en cuenta la interacción con los demás conductores ni la interpretación de las señales de tráfico y la destreza al volante.

Los que venden sus productos a través del fútbol están interesados en hacer que el fútbol parezca algo simple y fácil de digerir. Por eso crean una cantidad de contenido diario que no pasa por ningún filtro de calidad antes de ser ofrecido al espectador/aficionado. No me creo que un equipo de fútbol genere más noticias que un gobierno. En cambio vemos cada día como nos sirven en la mesa una buena ración de pseudo noticias insulsas para satisfacer nuestro apetito deportivo. La ausencia de un filtro de calidad informativa provoca que la mayor parte de información que surge del mundo del fútbol sean tonterías. De aquí la confusión de mucha gente cansada de las conversaciones futboleras. Por norma general las tonterías de la prensa diaria se convierte en la comidilla de los aficionados al fútbol, lo cual no les convierte en tontos, sino en personas que hablan de tonterías. La plaga de espacios deportivos anexados a la información general ha sido la clave para transformar el fútbol de masas en deporte basura. Que en todas las grandes esquinas haya un McDonalds no quiere decir que sean las mejores hamburguesas de la ciudad. Son robatiempos porque no valen ni para rellenarlo.

Es como si desde la pantalla te absorbieran el cerebro mientras te muestran como el jugador de turno ha metido un gol entrenando… Sí, he dicho entrenando, y el vídeo extraído además es de Youtube (y no en calidad HD). Eso es noticia a día de hoy. Ver como un jugador sale del estadio con su coche aunque cada día haga lo mismo. Supongo que mostrar esas imágenes es la manera de justificarse del periodista que ha estado toda la mañana viendo el entrenamiento. Para mí podría ser noticia que salga en helicóptero pero ni aún así veo material que merezca ser difundido. Al final la gente se queda con estas chorradas y ejerce su función de marketer voluntario al propagar estos noticiones. Durante el verano los principales diarios deportivos españoles se han dedicado mostrar Las Vacaciones de los Futbolistas. Esta sección solo es equiparable a las revistas tipo Hola en las que muestran la casa de la Isabel Preysler de turno y así hacer soñar a las marujas en plan cenicienta. La mayor cantidad de temas que provienen del fútbol no tienen nada que ver con el juego, pero siempre habrá alguien dispuesto a simplificar el juego acudiendo a lo de los 22 tipos en pantalón corto.

Hay aficionados que no ayudan mucho a la hora de darle una imagen más interesante al fútbol. Solo hay que ver el evento deportivo más visto del mundo: el Mundial. Si yo, que estoy acostumbrado a ver fútbol, me quedo a cuadros cuando veo los atuendos que visten muchos asistentes a los partidos, ¿qué debe pensar una persona que no ve muchos partidos? Pues que estos son un poco bobos. Para los que ya sabemos de qué va la historia no es nada nuevo pero no creo que los más disfrazados entiendan mucho de fútbol. Mucho menos el típico que va al fútbol a animar al resto del público sin tan siquiera mirar el partido. Muchas veces me pregunto por qué lo hacen. ¿Es para llamar la atención? Quizá sea yo un poco soso y no sepa ver la gracia. Se ha exagerado eso de que el fútbol es una fiesta. No puede serlo porque los mismos jugadores no dan prioridad al espectáculo. Se mueven cantidades de dinero tan altas que la presión y la tensión impiden que se vean con más regularidad acciones bellas. Espectaculares las que quieras, para eso están las repeticiones en cámara súperlenta, pero lejos de lo que los románticos llamamos espectáculo.

Cuando alguien habla de fútbol de manera pausada, ausente de enajenación mental, se le tilda de filósofo a modo de insulto. Está mejor aceptado presenciar debates acalorados en los cuales nadie escucha a nadie y pocos dicen algo digno de ser subrayado. No seré yo quien deje plasmadas unas palabras que sirvan de muestra para demostrar que el fútbol no es para tontos, estos vídeos os harán dudar de la estupidez del fútbol que predomina en los medios de comunicación de masas. Para mí, hablar de fútbol es una de las aficiones más apasionantes que tengo, siempre que pueda hacerlo con personas que aprecien el arte de conversar. Cuando se trata el juego desde un punto de vista más menos fanático se aleja a los contertulios más viscerales. Aquellos que provocan ruido en sustitución de las palabras prefieren otros asuntos que les permita no tener un hueco para la reflexión. Tienen asumido que su personalidad se desdobla en aficionado forofo y su verdadero yo. Aunque esta actitud les haga parecer lunáticos, solo son 90 minutos, pueden mantener el disfraz.

Para hablar de fútbol con propiedad es necesario escuchar otros puntos de vista y eso no ocurre en las tertulias más populares ,y si me apuras, ni en las de amigos en un bar. No tenemos paciencia porque todo lo queremos para ya mismo. Cuando debatimos con otras personas, muchas veces sin quererlo, más que escuchar, esperamos que se calle para dar nuestro punto de vista. Discutir es una arte y tener siempre la razón es empobrecedor.

¿Qué hacen los jugadores para mostrar la parte más inteligente del juego?

Nada. Estos no hacen nada más que jugar. Se han instalado en la comodidad de aceptar el rol que la sociedad les da. Les importa mucho que les critiquen por hacer un mal partido pero no que se les acuse de lelos. Quiero pensar que por un partido malo no son peores jugadores, y mucho menos que son lelos por defecto. Supongo que son igual de tontos que cualquiera de nosotros, pero también igual de inteligentes. Me baso en eso de que son una representación de la sociedad… algo que tampoco es cierto del todo porque no vemos jugadores gays. De no mojarse en temas complicados a siempre dar las mismas respuestas hay un abismo (aviso a los periodistas). Rara vez aparece un jugador explicando situaciones del juego de una forma más o menos ordenada y con cierta seguridad al hablar en público. Aspectos que solo él pueda sentir dentro del terreno de juego. Supongo que los jugadores no son diferentes al resto de la sociedad a la hora de ponerse frente a un micro: la mayoría de personas tiembla. La particularidad del futbolista es que tiene un micrófono en la boca de forma habitual. A diferencia de los deportes estadounidenses, los jugadores aquí no se preparan las ruedas de prensa, y la consecuencia es un nivel de expresión limitado que puede ser una de las causas por las que se tiene estereotipados como poco inteligentes fuera del verde.

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