LA NUEVA VIDA DE LOBO
(לידה פתאומית וזאב)

Israel. 2011
45 minutos
Menachem Edelman – Landoi

Un hombre sentado en un parque irremediablemente solo. Como si se tratara de un Álvaro de Luna, hebreo, atormentado por su amargura, por las ínfulas ilusorias de ser alguien que no es. Con sencillez –la de quien no se siente actor– desarma, mientras contempla el descenso de un ascensor y una sima se abre en su existir.

El abandono o la ausencia, esa niebla que aturde a quien no logra saber amar. La noción masculina cuantitativa frente a la cualitativa que envuelve al prisma femenino. El Lobo solitario que subsiste sin rumbo en una cueva gélida. La desidia del homínido cuando carece de matriz rectora. La loba que encuentra cobijo en una cálida caverna, ahora sí, compartiéndose.

El frío corazón patriarcal que se alimenta de la posesión y al que sólo le queda la melancolía del egoísta.

En apenas tres cuartos de hora Edelman logra que un cisma, al entrar en el último tercio de la vida, discurra con calma y tensión; con un tempo muy real y ese absurdo consustancial a la soledad. Un lobo, que quisiera ser estepario, y ni tan siquiera alcanza los prados, imbuido en la memorización de efemérides.

Una de esas pequeñas historias que sientes que vas a recordar cuando la senectud llegue.

Para inaugurar su sección oficial, en la séptima edición, que será proyectada en la Sala Berlanga de La Filmoteca, llega una muestra de cine en formato de mediometraje, desde Asia Menor, directamente hasta La Cabina, el único festival de esta índole que tiene lugar en el mundo.

 

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