Prepárate, Ada. La decisión que has tomado es valiente y necesaria. Por eso la casta va a morder con más rabia que nunca. La chispa del 15-M ya se va haciendo llama para rescatar la democracia, el sistema que ese grupo de privilegiados conocidos como políticos profesionales ha secuestrado para deformarlo hasta límites aberrantes. No lo van a permitir tan fácilmente, pero pelear por el cambio es vital. Estaban huérfanas las instituciones de España y Catalunya de algo fundamental: de los activistas. De gente que tuviera claro cuál era la razón de sus vidas: el servicio a los demás, sobre todo el servicio hacia los que menos tienen, la preocupación por rescatar las causas perdidas y olvidadas.

Ada, sabes mejor que nadie que los secuestradores de la democracia nos hicieron creer que en el ladrillo estaba el futuro. ¿Para qué innovar si puedes construir a destajo? Muchas personas se hipotecaron de por vida, víctimas o cómplices de la fiebre que recorría un país que quería poseer, que quería creerse rico mientras enriquecía aún más al poderoso. Otros, más escépticos o menos pudientes, sufrieron también el impacto del ‘ladrillazo’ porque el precio del alquiler se multiplicó. La avaricia de algunos no tenía límites y el culpable era siempre invisible. “¿Qué quieres que le haga? No puedo bajar el precio, es lo que dicta el mercado”, se justificaban desde ministros a particulares.

Ada, creo que aciertas empezando tu tarea política por el reto de ganar Barcelona para su gente. Llevas mucho tiempo dedicada al activismo en pro de los derechos humanos, con el ojo crítico y el coraje preciso para dar la cara ante el fraude inmobiliario que ha sufrido el país. El acceso a una vivienda digna es un derecho fundamental para el ser humano y España uno de los estados que más lo ha vulnerado. Son precisamente los ayuntamientos los principales culpables de la construcción sin medida. Fueron alcaldes y concejales de urbanismo, arquitectos y aparejadores municipales, los que recalificaron terrenos rurales, destruyeron bosques y costas, amañaron concursos públicos, dejaron a medio hacer hospitales o colegios, desalojaron las barriadas más humildes, presupuestaron edificios faraónicos e inservibles… Por los ayuntamientos, entonces, debe comenzar la vuelta de tuerca hacia un modelo sostenible. Y Barcelona, por su importancia y su pasado especulador, es una plaza clave.

Prepárate, Ada. Ya te han difamado. Te han llamado terrorista. Arribista. Demagoga. Violenta. Se han metido hasta con la talla de pantalones que usas en un plató de televisión. Eso ha sido un buen entrenamiento, pero el combate está aún por librarse. Si sigues adelante, el establishment escupirá lava para intentar abrasarte, rebuscará en tu basura en busca de cualquier cosa que pueda ser utilizada en tu contra. No te conozco personalmente, Ada, pero supongo que has tenido bemoles para parar mil desahucios y desenmascarar a los villanos que se escondían tras los mercados, también los tendrás en esta empresa. Sé que la lucha viene de lejos. Me lo dijo tu querido Arcadi Oliveres el día que le entrevisté: “Pues aquí, en Justícia i Pau, ya hablábamos en los 90 de la especulación que se hacía con la vivienda. En esa época se paseaba por nuestra sede una chica llamada Ada Colau. ¿Te suena, no? De aquí salió la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Y mira lo que están consiguiendo”. Que las conquistas sean mayores.

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